Un día un grupo de ranitas salieron a jugar, advertidas por sus padres de que no se alejaran mucho, porque podía pasarles algo.
No hicieron caso y de repente se encontraron en una cubeta de leche, se entusiasmaron y de inmediato se echaron a nadar, el nivel de la leche en la cubeta se encontraba en la mitad.
Una de las ranitas era sorda.
Las demás ranitas al verse imposibilitadas para salir comenzaron a pedir ayuda y al cabo de un buen rato, sus gritos fueron escuchados por ranas y sapos que acudieron en su ayuda, sin embargo cuando se asomaron al borde de la cubeta empezaron a decir:
“Ya ven.....les dijimos que no se alejaran porque podía pasarles
algo, ahora por necias se van ahogar”.
Las ranitas al escuchar esto dejaron de luchar para mantenerse a flote, pero la sorda al voltear hacia arriba solo veía enormes bocas que se abrían y cerraban al unísono, entonces pensó:
¡Que bueno que están echando porras, eso quiere decir que yo puedo! Mientras que las otras desistían y se ahogaban, la sorda continuo brincando, con tal insistencia, que la leche se cuajó y de un salto salió.