El presidente Hugo Chávez se ufana de que la revolución bolivariana "no va a caer en 100 años". Sin embargo, la revolución se ha quedado sin dinero. Básicamente, el régimen de Chávez se encuentra en la bancarrota, a pesar de los ingresos petroleros récord que han entrado durante la mayor parte de la
década pasada. Las señales de la insolvencia de la revolución bolivariana son abundantes.
El Banco Central asegura que la deuda total del Estado venezolano, incluyendo la de PDVSA, es de alrededor de $63,58 millardos, de los cuales,
le corresponden $21,41 millardos a la estatal petrolera. El BCV además señala que la deuda interna ronda los Bs.F.53,17 millardos, cifra que al tipo de cambio oficial de Bs.F.2,60:$ equivale a $20,45 millardos. Así pues,
la deuda total que reconoce oficialmente el régimen es del orden de $84,03 millardos. Sin embargo, creemos que las cifras oficiales están muy por debajo de la deuda total real del régimen de Chávez.
Por ejemplo, la cifra oficial de deuda que señala el Gobierno no incluye los $8 millardos que se deben a China a través del Fondo de Infraestructura Chino-venezolano, ni tampoco los $20,2 millardos (mitad en dólares y mitad
en yuanes) del préstamo que se anunció el mes pasado, los cuales se pagarán con envíos de petróleo a futuro. Las cifras de deuda oficial tampoco contienen los millardos que adeuda el régimen a compañías cuyos activos
fueron expropiados ilegalmente ni los millardos de dólares que se deben a contratistas que no han recibido ningún pago en meses e incluso años.
Igualmente, tampoco se incluyen otros pasivos como un estimado de $15
millardos de obligaciones vencidas del Gobierno con trabajadores, las cuales se han estado amontonando desde antes de que Chávez llegara al poder. El punto es que nadie sabe a ciencia cierta cuál es la deuda total del régimen chavista.
No obstante, no hay ninguna duda de que el régimen no le está pagando a nadie. Es más, tampoco hay duda de que el Gobierno está tratando de cubrir su insolvencia financiera desangrando al pueblo venezolano, entre ellos
empresarios, trabajadores y los pobres.
Otra de las evidencias de la insolvencia de la revolución en el sector petrolero son las exigencias de PDVSA de que sus socios minoritarios paguen bonos por adelantado y que además aseguren millardos en préstamos para el
financiamiento de proyectos a nombre de PDVSA. A esto se suma el hecho de que Citgo acaba de anunciar una emisión de bonos por $1,5 millardos, además de la persistente negativa de PDVSA a pagar a las compañías petroleras y de
servicios por los activos expropiados, su incumplimiento de las deudas con los trabajadores petroleros y su incapacidad de sacar adelante ni siquiera un proyecto importante de gas y refinación petrolera, todo lo cual apunta a una revolución en la bancarrota.
Sin embargo, las compañías de servicios petroleros no son las únicas que no están recibiendo sus pagos. Eurobras Guri, un consorcio germano-brasilero
que fue contratado para modernizar las viejas turbinas Francis de la represa del Guri, ha suspendido los trabajos por falta de pago. Las compañías que están construyendo el tren del régimen desde Caracas hasta Puerto Cabello
también han detenido casi todo el trabajo porque no se les está pagando. A empresas y ciudadanos españoles se les adeuda más de $6 millardos, pero el régimen no ha pagado todavía ni un centavo, por lo que analistas en Madrid
especulan que Chávez no asistió a la reciente Cumbre Europa-América del Sur celebrada en España para evitar las presiones para que pague.
Cientos de miles de trabajadores venezolanos que acogieron la revolución
bolivariana porque creían en la propaganda de Chávez sobre una "revolución del pueblo" ahora lo único que reciben son regaños de un Presidente que dice que los trabajadores deberían dejar la lloradera por salarios que no les
pagan y concentrarse más bien en asegurar el triunfo de la revolución. Además, agrega Chávez, es malo tener su propio carro y ahorrar algo de dinero en la vida. Se supone que el socialismo no tiene que hacer a la gente
más rica, añade. Los trabajadores no saben qué pensar, pero muchos parecen estar dándose cuenta poco a poco que fueron engañados por un régimen que ahora rutinariamente encarcela a los trabajadores que protestan. En cuanto a
la nueva generación de líderes sindicales bolivarianos que creó Chávez, muchos trabajadores también se están dando cuenta de que sus líderes sindicales no son más que colaboracionistas del régimen.
El creciente desabastecimiento de alimentos y de prácticamente todo aquello que los consumidores daban por sentado hace apenas algunos años son otro indicio más de la quiebra del régimen. Una sexta parte de los productos alimenticios que monitorea el Banco Central para elaborar su Índice Mensual
de Inflación estaban agotados en abril. Pero la escasez de alimentos y de otros bienes se agudizará rápidamente ahora que el régimen ha cerrado el mercado permuta en un alocado intento, sin duda condenado al fracaso, de
detener la depreciación del bolívar. La inflación anual para el año que finalizó el 30 de abril fue superior a 30%, la más alta de América Latina y el mundo. Pero es posible que la inflación para todo 2010 llegue a 50%.
Además, la moneda seguirá depreciándose aunque Bloomberg se convierta en la plataforma oficial del Banco Central para las cotizaciones del tipo de cambio.
La falta de efectivo del régimen también se deja ver en su ataque cada vez más feroz contra el sector privado, en particular mercados y productivas compañías productoras de alimentos como Polar, Cargill y otras cuyos depósitos han sido allanados en los dos últimos meses por efectivos de la
Guardia Nacional e inspectores del Gobierno que toman como excusa la más mínima "irregularidad" para justificar el decomiso ilegal de cientos de toneladas de alimentos que después se distribuyen gratuitamente a cadenas
como PDVal y Mercal.
Otra señal de que el régimen ha tocado el fondo del barril financiero es el anuncio que el presidente Chávez hizo el 23 de mayo de que le propondrá al Embajador de Italia en Caracas un "mecanismo" de financiamiento similar a
los acuerdos de créditos a cambio de petróleo que existen con China. Chávez dijo que está buscando obtener hasta $6 millardos de financiamiento de Italia que pagaría a una tasa de 50.000 b/d de petróleo durante los próximos cinco años. Si Italia es tan ingenua como para creer en esta propuesta, seguramente Chávez intentará cerrar tratos similares con otros países usando como garantía envíos de petróleo a futuro, que todavía no ha sido producido
porque no existe la infraestructura de producción.
Mientras tanto, las cajas de ahorro del Sector Público están siendo obligadas ahora a comprar más bonos de la deuda pública denominados en bolívares, a lo cual no pueden negarse porque Chávez hace una semana
advirtió a los bancos que empezaran a emitir préstamos para financiar los programas sociales de su Gobierno o, de lo contrario, los expropiaría.
¿Acaso es inminente un colapso económico? Es imposible de predecir con
certeza, pero lo que sí está claro es que la implosión económica de Venezuela es cada vez más inaplazable debido a las políticas absurdamente incompetentes del régimen de Chávez.
También está claro que el Presidente está haciendo que los venezolanos paguen por los errores que él cometió. Este camino no es viable. De hecho, la determinación de Chávez de cubrir la insolvencia de su régimen
desangrando a empleadores, trabajadores y pobres es una receta infalible para el caos social y la agitación política; pero, tal vez, esa sea la meta final de Chávez.
SEGUIMOS EN LA LUCHA.
Sociedad Venezolana de Orlando |