Planeta Tierra
La formación de nuestro mundo
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Parece que nuestro mundo se formó hace más de cuatro mil millones de años, y que el origen de la vida tuvo lugar después de que hubieron transcurrido unos quinientos millones de años, más o menos. Sin embargo, los únicos datos y pruebas que pueden aportar los investigadores consisten en restos de fósiles que atestiguan sus argumentos a favor de un origen físico-químico de nuestro planeta; pizarras, esquistos, areniscas y calizas constituyen un listado, si no exhaustivo, al menos suficiente, mediante el cual pueden deducirse las hipótesis que los físicos y los astrónomos: y los antropólogos, y todo tipo de estudio realizado en este sentido, incluido, sin lugar a dudas, el geológico, vienen confeccionando durante siglos.
En el Paleozoico inferior, una de las primeras eras que se conocen con cierta amplitud y precisión existían muchas pruebas y datos que testifican a favor de la vida en aquel tiempo, tales como conchas, fibras, algas y tallos. En periodos sucesivos, las plantas unicelulares evolucionaron hacia formas más plurales y la complejidad advino a nuestro mundo; aparecen unos seres que reptan, llamados trilobites, similares a los pulgones de las plantas, pero de mayor tamaño, que cazaban en grupo en las profundidades de los mares.
Millones de años después surgen otras especies, también marinas, ya que aún no existía vida terrestre, como los escorpiones marinos, que llegaron a medir más de dos metros de longitud.
Comparación entre humano y escorpión marino prehistórico
A continuación viene la era de los peces, de los reptiles, de las aves y de los mamíferos; todo se vuelve más complejo en nuestro planeta, el cual acoge las diversas formas de vida que irán adaptándose, si no extinguiéndose, a las características propias de aquél. No obstante, más allá de los quinientos kilómetros de profundidad (la tierra tiene un diámetro de doce mil seiscientos kilómetros y gira sobre un eje imaginario, cuya distancia entre polos es aproximadamente treinta y siete kilómetros menor que su diámetro ecuatorial) no parece que exista forma de vida alguna; aunque determinadas fosas de los océanos se encuentran a casi ocho kilómetros de profundidad. Lo mismo sucede en la atmósfera, no hay pájaros que puedan volar por encima de los ocho kilómetros de altitud; luego, toda forma de vida se ha ido adaptando, hasta el presente, al medio descrito. Al aparecer el “homo sapiens” -nuestro más cualificado antepasado- comienzan los planteamientos, las actitudes y las preguntas acerca de lo desconocido y de lo alejado y distante; van tomando cuerpo, y consolidándose, las reflexiones, surgidas a través del tiempo, acerca de los fenómenos externos al innatismo de los seres humanos y sus implicaciones. Imagen de la comparativa obtenida de Biology Letters.
DiverseScorpio.
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