La pertenencia a una comunidad, sea ésta virtual o no
permite al individuo satisfacer algunas necesidades psicológicas
que se coresponden con las siguientes preguntas:
¿Quién soy yo? ¿De qué soy parte? ¿Qué me conecta con el resto del mundo y en qué medida me relaciono con las demás personas? ¿Qué es lo que me importa?
¿Qué recibo de los demás?
¿Que doy?
Generalmente se ingresa a comunidades por la necesidad de sentirse parte de algo, uno se hace mienbro de la comunidad para compartir con otras personas que tengan las mismas o similares afinidades, por el hecho de poder ser lo que se quiere, es decir el anonimato hace que la persona pueda sentirse libre de vivir el rol que desearía en la vida real o que es en la vida real, se busca la posibilidad de construirse de realizarse, compartir sin temor, con la libertad que le ofrece el anonimato. Pero una vez dentro de una comunidad surgen mas preguntas: ¿Qué transforma a este conjunto de usuarios en una comunidad y no en un mero amontonamiento? - ¿Quiénes son: usuarios, conociendo, gente nueva... - ¿Qué los une? - ¿Cómo participan e interactúan? - ¿Importa solo pertenecer? - ¿Hay un fenómeno de contagio e imitación para formar parte de una comunidad?
Encontrar buena respuesta a estas preguntas marca la diferencia, y hace que merezca la pena formar parte de una comunidad.
El valor de una Comunidad lo marcan los contenidos, los contactos, los miembros, las ofertas... todo aquello que le proporciona a los miembro que la integra satisfacer sus necesidades.
La buena salud de una comunidad viene dada por la participación de sus miembros y la calidad de sus aportaciones.
Pero sobre todo por los lazos y el grado de complicidad que se cree entre los participantes..
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