LA CLAVE
Tu y yo volamos hacia el infinito.
Elevándonos, al reino de los cielos,
en la unidad del gozo.
Busco en tu furor de gladiador,
un apacible sitio solitario.
Para secar mis lágrimas,
que con silencio,
he ido marcando...
Llegará un día para nosotros,
y con las puertas abiertas
encenderemos las lámparas,
para exigirle al fuego,
un instante vivo, fiel al misterio.
Desperdicio desnudo, como vínculo de volcanes,
que arrasa hasta la sombra del tiempo.
Nos consuela la belleza, de la caricia espontánea,
la mirada tierna inesperada.
Haz siempre de mi corazón,
un incendio.
Concédeme la gracia de un país inventado.
Déjame,
beber hasta el delirio,
la armonía de tus notas.
Mientras yo le busco,
la voz al viento,
para que me regale la clave
de esta divina esencia.
GRACIELA VILLAVERDE