Hay que poner limites
"Antes de construir un muro cabe preguntarse
qué queremos dejar dentro y fuera del mismo"
Robert Frost
Los límites son las alambradas de espino de la vida real. Los límites son las barreras de un paso a nivel. Si traspasamos esos límites, personales o profesionales, corremos el riesgo de lesionarnos. Pero los límites sirven también para separar lo sagrado.
Si queremos que nuestras vidas sean ilimitadas, debemos aprender a crear unos límites que protejan y defiendan lo que amamos.
Significa expresar nuestro criterio, manifestar nuestras preferencias.
Una amiga de gran talento, la cual ha escrito varios libros, lleva muchos años casada con un hombre inteligente y encantador, pero muy exigente. Dado que su marido es más culto que ella, mi amiga le pedía siempre que leyera su trabajo e hiciera algunas sugerencias. El marido solía expresar su opinión bruscamente, sin darse cuenta de que su falta de tacto hería a mi amiga. A veces tardaba varios días en leer el manuscrito que yacía abandonado sobre su mesa, demostrando falta de interés y de respeto hacia el trabajo de su mujer. Después de esos episodios mi amiga tardaba varios días en coger de nuevo la pluma. Al fin decidió no enseñarle a su marido sus trabajos, imponiendo de este modo unos límites, para proteger sus sueños.
Cuando mi amiga publicó su primer bestseller, el marido se mostró asombrado de que su esposa recibiera tantos elogios y desconcertado porque no sabía de qué iba la cosa. Una noche según me contó mi amiga, lo sorprendió leyendo su libro."Es muy bueno, reconoció su marido con aire perplejo-¿pero porque no me pediste que leyera el manuscrito?.
"Porque no imaginabas que fuera capaz de escribir un bestseller, respondió mi amiga, satisfecha de atreverse al fin a expresar lo que pensaba.
Una buena forma de empezar a poner límites es aprender a decir NO.
La palabra "no" puede ser tan hermosa como la palabra "sí".
Cada vez que reprimimos el deseo de decir "no",disminuye nuestro respeto hacia nosotros mismos.
No solo tenemos el derecho sino el deber de decir "no" en determinadas ocasiones. Nos hacemos un regalo a nosotros mismos cuando decimos "no" a esos viejos hábitos que disipan nuestras energías,"no" a lo que nos roba la paz interior,"no" a lo que nos impide alcanzar nuestras metas.
Y hacemos un regalo a los demás diciéndoles "no" cuando creemos que sus expectativas no se corresponden con la realidad, pues de este modo les ayudamos a explorar el camino de la verdad auténtica.
Decir no puede ser una experiencia liberadora cuando expresa nuestra voluntad de defender lo que creemos que necesitamos realmente.
Breathnach