Las hadas están en el mundo desde que el hombre existe. Se conocen episodios y leyendas tan famosas, que se pierden en el tiempo. Ya en la Edad Antigua, durante el apogeo de la cultura Griega, se tejieron innumerables historias sobre seres fantásticos, incorporados en su cotidianeidad debido al carácter politeísta de su religión. Muchas de sus deidades menores poseían características mucho más mágicas y suaves (a diferencia de los Grandes Dioses), siendo estos seres los que se relacionaban con la Naturaleza simple y original. Ejemplo de ésto son las Ninfas, Dríades, y otros grupos. Posteriormente, en la Alta y Baja Edad Media, durante el ciclo céltico y medieval, la popularidad de las hadas y su interacción con el género humano se hizo más general e intensa. Con el mayor ímpetu cobrado por las artes en la época victoriana, infinidad de cuentos, relatos y representaciones artísticas de las hadas poblaron la vida habitual, a la luz de un resurgimiento de las creencias tradicionales y el folklore propio de las regiones anglosajonas, nórdicas y europeas en general.
La palabra "hada" procede del latín "fata", derivada a su vez de "Fatum", el hado o el destino, que, en el Medioevo, tenía la identidad de una Diosa, responsable del avatar humano. Igual procedencia posee el término francés "fée", del que fueron derivadas las palabras inglesas "fey" y "fairie", las cuales variaron su ortografía con el uso y el tiempo, por ejemplo "fayre", "faerie" y "fairy". En los textos la palabra "faerie" hace referencia al mundo y simbología de las hadas como entidad, y es también un calificativo que traducido al español se lee como "feérico", a saber, "música feérica", "tierra feérica", etc. La mayoría de las culturas poseen un espectro mágico y lírico, el cual se ha hecho corpóreo en su mitos y los protagonistas de los mismos. El mito surge de la necesidad de ilusión y sueño, satisfecha a través de la fantasía, la imaginación, y también de la interpretación artística de aquellos hechos extraños, imposibles de explicar, donde ha sido mucho más bello y sensible darles un carácter de misticismo, que desmenuzarlos científicamente.
Amantes, poetas, artistas, escritores, escultores, músicos, en rigor todas las artes, se reconocen deudores de una fuerza no identificable, invisible, caprichosa, sensitiva, esquiva, que se llama "inspiración" o "musa", que es totalmente irresistible cuando hace su aparición. No es ninguna coincidencia que sean éstas también las principales características de las hadas. Las hadas obran como un compilador inconsciente de la fantasía y magia ajena al mundo humano tradicional. En ellas se han personificado las ilusiones románticas de todas las culturas. El hombre no pudo nunca mantenerse incólume a su encanto, y, lo que es seguro, jamás lo logrará.