Esto no es un consultorio, ¿o acaso sí lo es?. Depende de cómo se le quiera llamar, podría ser también un confesionario, pero lo que verdaderamente importa no es el nombre sino lo que pretende, que es ayudar, orientar, quitar penas. Esas penas que están muy dentro y no nos atrevemos a sacar al exterior son las que más duelen. Seguro que sientes alivio escribiendo las dudas que te asaltan, los problemas que tienes en este momento, las crisis existenciales, los miedos o simplemente algo que no sepas por dónde meterle mano.
Recuerdo una parte genial de la película Cocodrilo Dundee en la que Mick Dundee dice que en su pueblo australiano de Walkabout Creek, no existe la neurosis ni ninguna de esas comeduras de coco de la gente moderna, allí, si alguien tiene un problema se lo cuenta al tabernero, éste se lo cuenta a todo el pueblo y problema resuelto.
En esta taberna puedes poner en práctica esto. Seguro que alguien, incluso yo mismo (el tabernero) puede ayudarte, y si no, por lo menos has sacado afuera tu pena, y ya se sabe que problema compartido es problema destruido.
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