Como el caliente del primer rayo de sol en la mañana
y el azote de la brisa tibia al abrir una ventana,
te sube y te baja de forma liviana
y sin darte cuenta te envuelve en su mirada,
asi se siente el amor cuando al corazon se afana.
Toma posecion de tu cuerpo membrana por membrana,
con mucha rapidez pero de manera sana.
Y seguido por el gran sonar de una campana
dos almas empiezan una gran jornada,
dejando atras los restos de una vida vana.
Un recorrido dulce y jugozo como una manzana
y a la vez tan fragil como porcelana.
En sus mejores momentos completa nirvana
pero siempre una experiencia sobrehumana.