TRASPASANDO MUROS

 

Hay momentos en la vida en la que hay que traspasar los muros que te has ido creando a lo largo de ella. Hay que tragarse el orgullo, la vergüenza, el miedo al desprecio o al fracaso y saltar, traspasar, derribar esos muros que tal vez hayamos aprendido a crear o nos hayan inculcado nuestros mayores: “Los trapos sucios se lavan en casa”.

Sí, se lavan en casa cuando tienes casa, tienes agua y tienes jabón; pero cuando estás a punto de perderlo todo, no pueden lavarse en casa y es entonces cuando sólo te quedan 3 opciones:

1.- Quedarse pasivo, en silencio, esperando que te llueva el maná del cielo por casualidad y dejarse llevar hundiéndote cada vez más en tu miseria, en lo que pudo haber sido y no fue, en tus traumáticas e injustas circunstancias del pasado,… e incluso evadiéndote consumiendo cualquier substancia que te haga “dejar de pensar”. (Posición cómoda)

2.- Quitarse de en medio. Darte cuenta de que has tocado fondo y, siempre con discreción (“el qué dirán es lo más importante”), dejar que los que quedan atrás carguen con el muerto (nunca mejor dicho), sin importarte el dolor enorme y el daño irreparable que les causarás. Sin vida no hay sufrimiento, luego para el que desaparece el problema deja de existir. (Posición egoísta)

3.- Traspasar muros, derribarlos, ponerte el mundo por montera, echarle narices y dejarte hasta la última gota de sangre para salir del agujero. Dar la cara y enfrentarte al mundo, a los leones, como gladiadores romanos en el circo, sin importarte en absoluto las críticas, las burlas, los desprecios, las recriminaciones que sin duda recibirás por tu actitud, (porque la verdad incomoda y saltarse los convencionalismos molesta a mucha gente), y aceptar que tal vez, ni poniendo toda la carne en el asador, lograrás tus propósitos… Pero tendrás la conciencia tranquila porque sabrás que has hecho todo lo posible por ganar la batalla. Y esto sólo puede hacerse sabiendo, estando convencido de que Dios está contigo, llevando un Rosario colgado al cuello para sentirlo cerca, rezándolo todas las noches con devoción y yendo a Misa todos los días a los que puedes “robarles” un rato. (Posición valiente)

Y os preguntareis a qué viene esta extensa y pesada exposición. Pues bien, paso a explicárosla:

Como muchos sabéis y otros ignoráis, nuestra vida no ha sido fácil. No hemos tenido suerte, no hemos prosperado económicamente, hemos sufrido gravísimos problemas de salud, el “tío millonario de América” (es decir, mi madre) cambió su testamento y me desheredó sin motivo alguno, justo 15 días antes de fallecer, cuando su cabeza no regía;  y la empresa en la que trabajó mi esposo durante más de 23 años cerró casi sin previo aviso.

Y aquí tenemos a un par de cincuentones con estudios y bien educados, sin demasiada salud, a quien nadie da trabajo por su edad, porque hay crisis, porque no saben que existimos, o porque ignoran nuestra situación.

Ahora, las mismas instituciones oficiales de “suport a l’empresa” (Traducción al castellano “soporte a la empresa”) que nos animaron a crear nuestro pequeño negocio, los que nos hicieron un estudio de mercado (previo pago, claro), que nos cobraron las licencias, los impuestos y todo lo demás, garantizándonos un éxito “relativo por la crisis pero que nos permitiría seguir con nuestra vida normalmente”, se escandalizan por haberles hecho caso e invertir todo lo que teníamos en crearla “en unos momentos como éstos”. España hoy es un país de pandereta y chorizos (Que Dios me perdone). Vergonzoso, pero real, desgraciadamente.

Abrimos nuestra tienda: La Teva Festa (en castellano “Tu Fiesta”, de ahí mi nick festa) el 2 de julio de 2012 y estamos trabajando en ella más de 12 horas diarias todos los días de la semana (festivos incluidos). No hemos cerrado más que un día que a marido le dio uno de sus achaques cardíacos y tuvimos que salir zumbando al hospital.

Hemos ampliado nuestras ofertas de venta, nuestras ofertas de ocio, nuestra cartera de colaboradores, nuestras técnicas de marketing y publicidad, incluimos secciones nuevas (como el diseño gráfico personalizado). Nuestros cuerpos no paran y nuestra imaginación tampoco.

Recorremos todas las ETT habidas y por haber vía Internet o presentándonos en sus oficinas, entregando nuestros CV ofreciéndonos para cualquier trabajo. No nos importa el horario, el calendario, el turno, la ubicación, ni tan siquiera el salario; pero TIENE QUE ENTRAR UN SUELDO YA MISMO.

Ya hemos perdido nuestro hogar: La semana pasada accedimos a firmar un documento para que el banco lo pusiera a la venta y ya nos ha visitado el tasador haciendo fotos de cada rincón de nuestra casa. Podemos vivir en ella mientras no se venda y, a Dios gracias, nos condonan (creo que ésta es la palabra) la deuda restante.

En cuanto el piso se venda nos quedaremos en la calle, ya que no disponemos de dinero para alquilar ni siquiera un pequeño apartamento, por lo que tendremos que abandonar las pocas pertenencias que nos quedan. Las otras, las de más valor económico, ya se han mal-vendido para poder “ir tirando” unos meses  más.

Hemos llamado a todas las puertas oficiales y no oficiales, sin obtener ningún resultado, y los acreedores llaman entre 15 y 20 veces al día (acoso telefónico) para obtener siempre la misma respuesta: “No podemos hacer frente a esta deuda en estos momentos. Hagan Uds. lo que tengan que hacer”.

Ya han empezado a llegar los burofax. Los acreedores han pasado a la acción y el panorama que nos espera es: juicios, embargos y vernos en la calle y sin nada. Todos los recuerdos de una vida perdidos, borrados y, ojalá, olvidados para que no nos duela tanto el alma.

Por eso, porque la situación es desesperada, es por lo que os escribo, porque tal vez alguno de vosotros pueda echarnos una mano, o tenga algunas amistades “influyentes”, o se relacione con empresarios importantes que puedan contratar a uno de nosotros. El otro se haría cargo de nuestro pequeño negocio.

Y os escribo para que, por favor, pidáis al Señor que nos muestre el camino que debemos seguir y nos dé fuerzas para seguir sus designios.

YA HE TRASPASADO, ATRAVESADO, SALTADO, EL MURO.

Ahora, que sea lo que Dios quiera. Gracias por leerme y que Dios os bendiga.

Un abrazo de corazón, queridos amigos/as.

Carla Campanelli, nicks en internet: Karla-guerrera, festa

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