Cuenta una historia que un hombre mandó a su hijo con el más sabio de los hombres, para que aprendiera el secreto de la felicidad.
Cuando el joven llegó al palacio del sabio, este le dijo que diera un paseo y regresara en 2 horas, le entregó una cucharita de té con dos gotas de aceite, y le pidió que mientras caminaba, cuidara que el aceite no se regara.
El niño comenzó a recorrer el palacio, manteniendo los ojos pendientes en la cuchara. Cuando regresó, el sabio le preguntó cómo le había parecido el castillo, y el niño le respondió que no pudo observarlo muy bien, porque pasó las 2 horas pendiente de no regar las 2 gotas de aceite en la cuchara.
El sabio le pidió que volviera a hacer el recorrido y se maravillara con las bellezas del castillo. Con más tranquilidad, el joven esta vez prestó más atención a todas las obras de arte, los jardines, las montañas, los salones... Cuando regresó, el sabio le preguntó: ¿Dónde están las dos gotas que te confié? - el joven vio la cuchara y se dio cuenta que no estaban.
El sabio afirmó: “El secreto de la Felicidad está en disfrutar todas las maravillas y placeres del mundo, cuidando las pequeñas cosas que se nos han confiado en esta vida.”
¿Es posible ser verdaderamente feliz hoy, a pesar de las deudas, enfermedades y aflixiones?
Existen 4 trampas comunes que no nos permiten alcanzar la felicidad aquí y ahora:
1. Posponer la Felicidad
Muchos posponemos la felicidad, mirando hacia el futuro, pensando en lo que queremos tener y alcanzar para darnos permiso de ser felices.
La mayoría de veces son nuestros propios miedos los que nos motivan a posponer la felicidad. Si por ejemplo yo le temo a la soledad, me diré que sólo seré feliz cuando encuentre una pareja. Si me asusta la posibilidad de no tener dinero para mi vejez, estaré ahorrando toda mi vida, aún a sabiendas que ningún dinero será suficiente para comprar mi seguridad. Como dice el refrán: Más feliz es el que menos necesita que el que más tiene.
2. La Culpa
La culpa tiene dos dimensiones. La primera es culpar a los demás por nuestra infelicidad, puede ser un padre, una antigua pareja, un vecino, o incluso un poder superior. Muchos preferimos vernos como víctimas y señalar al culpable de todos nuestros problemas, antes que tomar la responsabilidad y decisión de perdonar, soltar y ser felices.
Es común escuchar que más del 70% de los traumas que vivimos son generados a través de la relación con nuestros padres. Esto puede ser útil para entendernos, pero no como herramienta para culpar a nuestros padres de nuestros problemas. Problemas que nosotros, aún de adultos, y desde otro estado de consciencia decidimos perpetuar.
La segunda dimensión de la culpa, es convertirnos en nuestros peores enemigos, vernos como poca cosa e indignos de vivir felices. Nos castigamos por errores pasados, somos nuestros peores jueces, y al igual que en el ejemplo anterior hace falta perdón, pero para nosotros mismos.
3. La Falta de Gratitud
La mayoría de personas no lleva un conteo de bendiciones, ni agradece con frecuencia lo que tiene. Por el contrario lleva cuentas de todo lo que le sale mal y lo que le hace falta para ser feliz.
Adicionalmente algunos reforzamos este comportamiento comparándonos continuamente con pares, compañeros y familiares, en busca de nuevos argumentos para no ser felices. Pregunta: ¿Qué bien le haría al nardo compararse con la rosa? ¿Qué provecho tendría el roble al compararse con el samán?
Cada uno de nosotros es único y tenemos una definición de éxito personal que no puede ser prestada por un vecino.
En TMI iniciamos cada reunión con una herramienta única que nos permite conectarnos emocionalmente unos con otros y en espíritu de gratitud con la vida. Cada persona inicia la reunión con buenas noticias personales y laborales.
La gratitud genera un estado mental y emocional que nos permite estar en comunión con la vida.
4. Confundir el Dolor con el Sufrimiento
El dolor hace parte de la vida. En este mundo enfrentamos situaciones difíciles que nos causan dolor. Otra cosa muy diferente es tomar la decisión de sufrir, expandir y perpetuar la pena.
Alguna vez una señora en un tren se quejaba continuamente de la sed que tenía y no dejaba dormir a nadie con sus gemidos continuos diciendo: “¡Que sed tengo!”. Finalmente una persona en el camarote decide ir a traerle un vaso de agua. Minutos después que la señora bebe el vaso de agua y todos regresan a sus camas a dormir, la señora empieza quejarse nuevamente diciendo: “¡Cuanta sed tenía! ¡Qué terrible angustia, Que sed tenía!”
En TMI creemos que la felicidad depende solamente de nosotros mismos, es una decisión personal ser feliz en todo momento y lugar, en todo aquello que hacemos día a día.
Aunque ya sabemos que no existe una receta para alcanzar la felicidad; para vivir a plenitud y ser feliz, puedes tomar en cuenta estos útiles consejos:
- Enfócate en pensamientos positivos
- Sonríe mucho
- Mantente activo y ocupado, consiente de estar disfrutando cada momento
- Ámate tal como eres, ten confianza en ti mismo
- Atrévete a soñar
- Perdona y libérate del sufrimiento
- Da, sin esperar nada a cambio
- Expresa tu amor a las personas que te rodean
- Emplea más tiempo en actividades sociales
- Para la preocupación excesiva
- Vive el presente
En resumen, la felicidad se mide por emociones positivas que dan sentido a tu vida, ¡gózate la vida que tienes y aprecia lo bueno que te entrega a cada instante!