De repente llegas a mi pensamiento, lo invades con el recuerdo de tu piel, con tus labios en mi pecho. De repente estremezco pensando, como te acariciaba los pechos, como mis manos se deslizaba suavemente y tu toda temblabas mirándome, mientras en tu oído susurraba "te quiero " mis manos bajaban y bajaban, hasta llegar al oasis de tu cuerpo, y allí beber el jugo de la vida, tu morir de placer.
FERNANDO DELGADO.
|