Tratar de encontrar el balance según los ritmos externos, me pueden dejar frustrado y fuera de sincronía. Hoy recuerdo que la clave para una vida balanceada se encuentra dentro de mí, no en tratar de imitar las prácticas de quienes me rodean. Encuentro el balance al cuidar de mi mente y cuerpo.
Descanso lo necesario y mantengo la mejor mezcla de soledad e interacción. Practico mis aficiones y hago tiempo para la diversión. Mantengo mi balance espiritual cuando me doy tiempo diariamente para la oración, la meditación y mis prácticas devocionales preferidas. Al prestar atención cuidadosa a mis ritmos internos, descubro el balance perfecto.