La Sma Virgen María, nuestra Madre del Cielo, no se cansa de llamarnos, no se cansa de dejarnos mensajes pero...estamos ¡Tan ocupados que no podemos atenderlos ni vivirlos! Tenemos tiempo para ¡TANTAS COSAS! para limpar la casa, para hacer las compras, para conversar con los vecinos, para objetar la conducta de alguien, para apagar la luz que hace brillar algún hermano o hermana, mediante las críticas, la envidia, la censura. ¡No somos fervientes propagadores de los dones, de los talentos de otros hermanos.¡Siempre encontramos algo para tratar de extinguir su luz! No somos capaces de brillar-como la luciérnaga- con nuestros propios dones, con nuestros propios talentos. En muchos casos vemos con dolor, cómo muchos tratan de brillar opacando el brillo de los demás.
¡Si, tenemos mucho tiempo y mucho ingenio para muchas cosas vanas, pero no tenemos tiempo para Dios, para su Madre, para nuestra familia, para nuestros enfermos, nuestros ancianos que durante su vida, lo dieron y lo sacrificaron todo por nosotros. y allí están muchos de ellos ...¡ABANDONADOS! sin ser visitados, sin ser asistidos por el amor de esa familia, que la mayoría de ellos formaron con amor y por amor.A gritos y con tristeza en el corazón, nos estás siempre advirtiendo que el mundo se está perdiendo y ¡ NO ESCU!CHAMOS!
Tenemos tiempo para tantas cosas, pero no tenemos tiempo de ver a dónde están nuestros hijos, quiénes son sus compañías, cómo es su progreso escolar...
Nos hacemos tiempo para tantas cosas....pero no compartir en familia -y bajo la atenta mirada de Dios y María - momentos para sembrar la esperanza, el amor, la caridad, el bien... para ir a misa los domingos , para luchar por un mundo mejor lleno de paz y de amor
Lucesita del cielo