* ¡POR QUÉ EXISTE TANTA MALDAD!!!! - BajoelcielodeMaria

Si fuimos creados a imagen de Dios, si todos somos hijos de Dios, y por la fe todos somos hermanos en Cristo entonces ¿ Por qué tanto odio? ¿ Por qué tanta maldad? ¿ Por qué tantas guerras? ¿Por qué tantas peleas? ¿Por qué tantos asesinatos? ¿ Por qué tantos abandonos? ¿ Por qué tantas divisones?.....¿Por qué?....¿Por qué?.......

Dios nos ha dado libertad para tomar decisiones, libertad para elegir, eso fue parte de su diseño. Dios, siendo Dios, Todopoderoso no nos obliga a ir por un camino determinado. Él ha dicho:

Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Deuteronomio 30:19
El que tengamos libertad de elegir puede llevarnos a consecuencias desastrosas. Las personas son movidas por sus deseos egoístas, orgullo y temor. Las naciones van a guerra y muchos mueren.
Pero en medio de este caos, la pregunta no debe ser si Dios está escuchando nuestro clamor sino si nosotros estamos escuchando a Dios.
Pablo describe esta condición del hombre:

«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»

¿Por qué hay tanta maldad en el mundo?
La desobediencia a Dios, egoísmo y decisiones equivocadas del hombre son las que causan la maldad que vemos en el mundo.

¿No crees que el mal está en este mundo en parte porque nosotros le damos lugar? ¿ No crees que todo lo malo que sucede, sucede porque hay personas que lo permiten, que lo fomentan?¿No crees que el mundo está como está porque nos hemos olvidado de Dios? ¿de sus mandamientos? De su ley ¡ Aménse los unos a los otros, como los he amado yo !!? ¡No hagas a los demás lo que no quieres para ti?
El hombre, la creación de Dios, se ha apartado de Dios. En vez de buscarlo a Él, ha creados objetos para adorar cosas como la fama, el dinero, las posesiones, el poder,....etc...etc.

Cuando la Biblia dice:
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”—le respondió Jesús—.
Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.
El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40
¿Será que la situación actual del mundo es un reflejo de nuestras malas actitudes, de nuestro egoísmo? ¿De nuestra desobediencia?

¿que puedes hacer para contribuir al mejora?
Jesús enseñó lo que comúnmente se llama “La Regla de Oro”;

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”. Mateo 7:12 12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, i 7.12.31. La regla no dice lo que debemos hacer pero nos dice como, a través de ella, podemos saber lo que debemos hacer. Su aplicación demanda que pensemos un poco.

Un gran número de nuestros problemas son por causa de relaciones personales. Si todos vivieran conforme a la Regla de Oro, quédistinta sería la vida. Muchas veces somos ciegos a nuestras fallas pero muy rápidos en ver las de los demás. Pero no tenemos derecho esperar que los demás sean buenos con nosotros si no somos buenos con ellos. Si vivimos según la Regla de Oro no quiere decir que los demás en nuestro alrededor van a ser buenos con nosotros. Puede ser que no tendrá un gran impacto sobre ellos, pero lo de bueno es lo que hace por nosotros.

¡Y lo hizo por nosotros! “Cristo murió por nuestros pecados” 1ª Corintios 15:3

¡RECUERDA SIEMPRE!

¡PODRÁ HABER MUCHO MAL, PERO EL MAL CON MUCHO BIEN SE COMBATE!

Pongamos en manos de Dios, a través de la Oración, nuestras debilidades, nuestras flaquezas, nuestras miserias individuales y colectivas.

Invocación al Espíritu,

Ven Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e iglesias.

Ven Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.

Ven Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.

Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos: frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.

Ven Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y, sobre todo, a las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.

Ven Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

Contribuye a invocar al Espíritu. Pásalo

31 de mayo de 2009

Contribuye a invocar al Espíritu. Pásalo

Domingo de Pentecostés (B)

Juan 20, 19 - 23