Queridos hijos, hoy el Buen Padre los invita a través de mí a que, llena el alma de amor, se propongan la búsqueda espiritual. Queridos hijos, llénense de gracia. Arrepiéntanse sinceramente por los pecados, anhelen el bien. Anhelen también por aquellos que no han conocido la perfección del bien. Así serán de mayor agrado a Dios. ¡Gracias! |