Las promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús en estas varias apariciones a la Santa, son las siguientes:
1º A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2º Daré paz a sus familias.
3º Las consolaré en todas sus aflicciones.
4º Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5º Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6º Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano de la misericordia.
7º Las almas tibias se harán fervorosas.
8º Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9º Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
10º Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más empedernidos.
11º Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
Estas promesas expresan, mejor que otra cosa, el deseo ardiente que N. Señor tiene de ser amado; que se conozcan los tesoros de su Corazón y las gracias que con abundancia derrama sobre los que trabajan por su gloria.
Santa Margarita María escribió: “Si se entendiese como Jesucristo desea que se propague esta devoción, todos los cristianos, por muy poco piadosos que fuesen, la practicarían. Puesto que inmensos son los tesoros que el Sagrado Corazón derrama sobre aquellos que se ocupan en hacer conocer esta devoción. Yo no conozco ejercicio de devoción más apto para elevar en breve tiempo a un alma a la más alta perfección que el culto del Sagrado Corazón.
Dulce será morir después de haber practicado una tierna y constante devoción al Sagrado Corazón.
Condición general para participar de todas estas promesas es la de ser verdaderos devotos del Sagrado Corazón, o sea amarle, honrarle y trabajar cuanto fuese posible, para glorificarle, ensalzarle, teniendo aún expuesta su imagen.
Las seis primeras promesas son eficaces para atraer al amor de Jesús y a comunicar las gracias que se refieren particularmente a esta vida. Con estas promesas Jesucristo acuerda sus bendiciones a las familias en las cuales se honrará a su Adorable Corazón con plegarias especiales o donde se tuviere expuesta su imagen.
Las otras cinco se refieren a las gracias de orden superior, o sea a las gracias espirituales.
En las promesas los tesoros de gracias están asegurados a todos los devotos del Sagrado Corazón cualquiera sea su estado; puesto que Jesús quiere ser amado por todos los hombres, ninguno está excluido se aquel océano de Misericordia.
Ahora bien ya que el Maestro bueno nos ha hecho tantas y tan preciosas promesas, qué empeño no debíamos tener para acercarnos a ellas, y cambiar el amor que Jesús nos tiene. ¡Con qué cuidado debemos propagar, difundir su culto, tener expuesta y venerar en nuestras casas su imagen, participar a todas sus promesas!