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La devoción a la Santísima Virgen: María... ¿Fue siempre virgen?
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De: conmariano (Mensaje original) |
Enviado: 30/07/2010 14:57 |
Autor: P. Paulo Dierckx y P. Miguel
Jordá María... ¿Fue siempre
virgen? |
¿Podemos decir que María fue siempre virgen? María... ¿Quiso
esta virginidad? ¿María había pensado en consagrar a Dios su virginidad antes
que viniera el ángel? ¿Qué sentido tiene la virginidad?... |
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![María... ¿Fue siempre virgen?](http://es.catholic.net/catholic_db/imagenes_db/linea_directa/virgen-schoenstatt.jpg) |
María... ¿Fue siempre
virgen? |
¿Podemos decir que María siempre fue
virgen?
Todos los cristianos aceptan a María como Madre de Jesús;
pero mientras los católicos hablamos de ella como «la Virgen María», las otras
religiones cristianas y muchas sectas no quieren decir ni reconocer que María es
siempre virgen. Muchos dicen, simplemente, que María tuvo más hijos y por eso no
pudo ser «virgen».
En una carta anterior ya les hablé de los «hermanos
de Jesús» y les aclaré que no hay ningún fundamento bíblico para decir que María
tenía más hijos. En esta carta les quiero hablar, a partir de la Biblia, acerca
de María siempre virgen.
La concepción virginal de María.
El hecho de la virginidad de María en el nacimiento de su hijo Jesús se
afirma claramente en la Biblia:
Mt. 1,18: «El nacimiento de Jesús fue
así: Estando desposada María, su madre, con José, antes que se juntasen, se
halló que había concebido del Espíritu Santo.»
Lc. 1, 30-35: «El
ángel Gabriel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de
Dios... y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo... María dijo al
ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti... y el Ser Santo que nacerá de ti será llamado
Hijo de Dios.»
Juan 1, 13: «El que nació no de la sangre, ni del
deseo de carne, ni del deseo de hombre, sino que nació de Dios.»
Estos tres textos bíblicos son testimonios sólidos para afirmar el hecho
de la virginidad de María en la concepción de Jesús.
¿María quiso
esta virginidad?
El Evangelio dice que «María era una virgen
desposada con un hombre llamado José» (Lc. 1, 27). Este matrimonio de María
con José nos mueve, a primera vista, a decir que María no quiso esta virginidad.
Sin embargo, el evangelista Lucas nos ofrece otros datos acerca de este
compromiso matrimonial. Leamos atentamente en el Evangelio de Lucas 1, 26-38; en
este relato bíblico vemos cómo Dios respeta a los hombres. El no nos salva sin
que nosotros mismos queramos. Jesús el Salvador ha sido deseado y acogido por
una madre, una jovencita que, libre y conscientemente, acepta ser la servidora
del Señor y llega a ser Madre de Dios.
Vers. 26: «Al sexto mes el
ángel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón que se llamaba José. José era de la casa de David y el
nombre de la virgen era María.»
San Lucas usa dos veces la palabra
«virgen». ¿Por qué no dijo «una joven» o «una mujer»? Sencillamente porque el
escritor sagrado se refería aquí a las palabras de los profetas del Antiguo
Testamento, que afirmaban que Dios sería recibido por una «virgen de
Israel.»Is. 7, 14: «El Señor, pues, les dará esta señal: la Virgen está
embarazada y da a luz un varón a quien le pondrás el nombre de
Emmanuel.»
Durante siglos, Dios había soportado que su pueblo de mil
maneras le fuera infiel y había perdonado sus pecados. Pero el Dios Salvador, al
llegar, debería ser recibido por un pueblo virgen que hubiera depuesto sus
propias ambiciones para poner su porvenir en manos de su Dios. Dios debía ser
acogido con un corazón virgen, o sea, nuevo y no desgastado por la experiencia
de otros amores.
Incluso en tiempos de Jesús, muchos al leer la profecía de Is. 7, 14 sacaban
la conclusión de que el Mesías nacería de una madre Virgen. Ahora bien, el
Evangelio nos dice: "María es la virgen que da a luz al Mesías."
Versículos 34-35: María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no conozco
varón?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual el Santo que de ti
nacerá será llamado Hijo de Dios.»
Aunque María es la esposa legítima de José, la pregunta de ella
al ángel indica el propósito de permanecer virgen.
El ángel precisa que
el niño nacerá de María sin intervención de José. El que va a nacer de María en
el tiempo es el mismo que ya existe en Dios, nacido de Dios, Hijo del Padre (Jn.
1, 1). Y la concepción de Jesús en el seno de María no es otra cosa que la
venida de Dios a nuestro mundo.
¿Qué significa «la sombra» o «la
nube» en este texto bíblico?
Los libros sagrados del Antiguo
Testamento hablan muchas veces de «la sombra» o «la nube» que
llenaba el Templo (1 Reyes 8, 10), signo de la presencia divina que cubría y
amparaba a la ciudad Santa (Sir. 24, 4).
Al usar esta figura, el
Evangelio quiere decir que María pasa a ser la morada de Dios desde la cual El
obra sus misterios. El Espíritu Santo viene, no sobre su Hijo, sino que
primeramente viene sobre María, para que conciba por obra del Espíritu
Santo.
¿Había pensado María en consagrar a Dios su virginidad
antes que viniera el ángel?
El Evangelio no da precisiones al
respecto, solamente encontramos la palabra de María: «No conozco varón» o
«no tengo relación con ningún varón.» (Lc. 1, 34)
Recordemos que
María ya está comprometida con José (Lc. 1, 27) lo que según la ley judía, les
da los mismos derechos del matrimonio, aunque no vivan todavía en la misma casa.
(Mt. 1, 20)
En estas condiciones, la pregunta de María: «¿Cómo podré
tener un hijo, pues no conozco varón?» (Lc. 1, 34) no tendría ningún
sentido, si María no estuviese decidida ya a mantenerse virgen para siempre.
María es la esposa legítima de José. Si este matrimonio quiere tener relaciones
conyugales normales, el anuncio del ángel referente a su maternidad no puede
crearle ningún problema.
Sin embargo, María manifiesta claramente su
problema: «pues no conozco varón.» Además esa pregunta de María permite
otra traducción válida en la mentalidad de los judíos: «¿Cómo será eso, pues no
quiero conocer varón?». Sin duda esta pregunta de María indica en la Virgen un
firme propósito de permanecer virgen.
Algunos tendrán dificultades para
aceptar esta decisión de María y dirán que tal decisión es sorprendente por
parte de una joven judía; porque es sabido que Israel no daba gran valor
religioso a la virginidad.
No debemos olvidar que en la Palestina de
entonces había grupos de personas que vivían en celibato (los esenios) y con su
estilo de vida esperaban la pronta venida del Mesías. Por otra parte, el
celibato o la virginidad de por vida no existía para mujeres que, según la
costumbre judía, por orden de su padre tenían que aceptar un matrimonio
impuesto.
Por eso la joven María que quería guardar virginidad,
difícilmente podía rechazar este compromiso matrimonial impuesto. Y por eso ella
había aceptado este compromiso con José, pero con la decisión de permanecer
virgen.
Como conclusión podemos decir que este texto bíblico es
favorable a la voluntad de virginidad de María.
Además está claro en la
Biblia que María tenía como hijo único a Jesús y que no tuvo más
hijos.(continúa)
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Último
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(Continuación)
¿Qué sentido tiene la virginidad?
María no expresa sus motivos,
pero todo lo que Lucas deja entrever del alma de María supone que ella tenía
motivos elevados. Por medio del ángel, Dios la trata de «muy amada»,
«llena de gracia», «el Señor está con ella.» Y María quiere ser su
«sierva», con la nobleza que da a esta palabra la lengua bíblica: «Yo
soy la servidora del Señor, hágase en mí lo que has dicho.» (Lc. 1, 38) Su
virginidad parece así una consagración, un don de amor exclusivo al Señor.
Mucha gente moderna se extraña ante tal decisión de María: ¿Cómo
pensaría María en mantenerse virgen en el matrimonio, especialmente en el pueblo
judío, que no valoraba la virginidad?
Incluso en las iglesias
no-católicas muchas personas al leer en el Evangelio la expresión «hermanos
de Jesús» concluyen sin más que María tuvo otros hijos después de Jesús. (En
otra carta les he hablado claramente de este asunto y está muy claro en la
Biblia que Jesús no tenía hermanos en el sentido estricto de esta
palabra.)
Pero lo grave es que muchas sectas están deseosas de negar sin
más la virginidad de María. ¿A qué se debe esto?
Sin duda, a vanos
prejuicios y a falta de conocimientos bíblicos. ¿O será por el prurito de
buscarle «peros» y dificultades a la religión católica?
Virgen debía ser
aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su propio
Hijo en un acto de fe perfecta. Ella, que daría a Jesús su sangre, sus rasgos
hereditarios, su carácter y su educación primera, debía haber crecido a la
sombra del templo de Jerusalén, como dice una antigua tradición, y el
Todopoderoso, cual flor secreta que nadie hiciera suya, la guardó para sus
divinos designios.
Es por eso que María renunció a todo menos al Dios
vivo. Y así en adelante ella será el modelo de muchos que, renunciando a muchas
cosas, entrarán al Reino y obtendrán la única recompensa que es
Dios.
Decimos que María no tuvo más hijos porque fue siempre virgen. La
Escritura nos testimonia de una sola concepción virginal, el de Jesús. Por
tanto, no habiendo más concepciones milagrosas, y no habiendo dejado de ser
virgen, no tuvo más hijos.
La virginidad de Nuestra Señora está
íntimamente relacionada con su sublime prerrogativa de Madre de
Dios.
Decía San Bernardo que la maternidad de María es tan
maravillosamente singular e incomparable precisamente porque es
virginal.
Lejos de ser una prerrogativa pasajera, la virginidad de María
es permanente.
Abarca todas las etapas de su vida, y en particular los
momentos sagrados en que fue hecha Madre de Dios.
El dogma de la
virginidad perpetua de María significa:
1º que concibió al Hijo de Dios,
segunda persona de la Santísima Trinidad, virginalmente;
2º le dio a luz
virginalmente;
3º permaneció virgen a lo largo de toda su vida terrena, y
por consiguiente, ahora reina gloriosa como Virgen de las vírgenes.
La
Iglesia expresa esto con una fórmula muy hermosa según la cual dice que María
fue virgen ante partum, in partu et post partum.
Esta afirmación no es
simplemente un cumplimiento piadoso; expresa la creencia universal y unánime de
la Iglesia de Cristo; es una verdad revelada; está solemnemente definida como
dogma.
El tercer concilio de Letrán, celebrado bajo el papa San Martín I,
en el año 649, definió: “Si alguno no reconoce, siguiendo a los Santos Padres,
que la Santa Madre de Dios y siempre virgen e inmaculada María, en la plenitud
del tiempo y sin cooperación viril, concibió del Espíritu Santo al Verbo de
Dios, que antes de todos los tiempos fue engendrado por Dios Padre, y que, sin
pérdida de su integridad, le dio a luz, conservando indisoluble su virginidad
después del parto, sea anatema”.
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