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Nuestra fe: Sentido de la Eucaristía como Sacramento:
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De: conmariano (Mensaje original) |
Enviado: 30/07/2010 14:44 |
Autor: Cristina Cendoya de
Danel La Eucaristía como
sacramento |
Bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera,
real y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su
divinidad. |
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La Eucaristía como
sacramento |
Sentido de la Eucaristía como
Sacramento:
Naturaleza
La eucaristía es el sacramento
en el cual bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real
y substancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su
divinidad.
Se le llama el “sacramento por excelencia”, porque en él se
encuentra Cristo presente, quien es fuente de todas las gracias. Además, todos
los demás sacramentos tienden o tienen como fin la Eucaristía, ayudando al alma
para recibirlo mejor y en la mayoría de las veces, tienen lugar dentro de la
Eucaristía.
A este sacramento se le denomina de muchas maneras dada su
riqueza infinita. La palabra Eucaristía quiere decir acción de gracias, es uno
de los nombres más antiguos y correcto porque en esta celebración damos gracias
al Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo, en el Espíritu y recuerda las
bendiciones judías que hacen referencia a la creación, la redención y la
santificación. (Cfr. Lc. 22, 19)
Es el Banquete del Señor porque es la Cena que Cristo celebró con sus
apóstoles justo antes de comenzar la pasión. (Cfr. 1 Col 11, 20).
Fracción del pan porque este rito fue el que utilizó Jesús cuando bendecía y
distribuía el pan, sobre todo en la Última Cena. Los discípulos de Emaús lo
reconocieron – después de la resurrección – por este gesto y los primeros
cristianos llamaron de esta manera a sus asambleas eucarísticas. (Cfr. Mt. 26,
25; Lc. 24, 13-35; Hech. 2, 42-46).
También, se le dice asamblea eucarística porque se celebra en la asamblea
–reunión - de los fieles.
Santo sacrificio, porque se actualiza el sacrificio de Cristo. Es memorial
de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Comunión, porque es la unión íntima con Cristo que nos hace partícipes de su
Cuerpo y de su Sangre.
Didaché, es el sentido primero de la “comunión de los santos” que se
menciona en el símbolo de los Apóstoles.
Misa, posee un sentido de misión, llevar a los demás lo que se ha recibido
de Dios en el sacramento. Usada desde el siglo VI, tomada de las últimas
palabras “ite missa est".
Institución
En el Antiguo
Testamento encontramos varias prefiguracones de este sacramento, como son:
El maná, con que se alimentó el pueblo de Israel durante su peregrinar por
el desierto. (Cfr. Ex. 16,) .
El sacrificio de Mequisedec, sacerdote que en acción de gracias por la
victoria de Abraham, ofrece pan y vino. (Cfr. Gen. 14, 18).
El mismo sacrificio de Abraham, que está dispuesto a ofrecer la vida de su
hijo Isaac. (Cfr. Gen. 22, 10).
Así como, el sacrificio del cordero pascual, que libró de la muerte al
pueblo de Israel, en Egipto. (Cfr. Ex. 12).
Igualmente, la Eucaristía fue
mencionada - a manera de profecías – en el Antiguo Testamento por Salomón en el
libro de los Proverbios, donde le ordena a los criados a ir para comer y beber
el vino que les había preparado. (Cfr. Prov. 9,1). El profeta Zacarías habla del
trigo de los elegidos y del vino que purifica.
El mismo Cristo – después
de la multiplicación de los panes – profetiza su presencia real, corporal y
sustancial, en Cafarnaúm, cuando dice: “Yo soy el pan de vida …… Si uno come
de este pan vivirá para siempre, pues el pan que yo daré es mi carne, para la
vida del mundo”. (Jn. 6, 32-34;51)
Cristo, sabiendo que había llegado
su “hora”, después de lavar los pies a sus apóstoles y de darles el
mandamiento del amor, instituye este sacramento el Jueves Santo, en la Última
Cena (Mt. 26, 26 -28; Mc. 14, 22 -25; Lc. 22, 19 - 20). Todo esto con el fin de
quedarse entre los hombres, de nunca separarse de los suyos y hacerlos
partícipes de su Pasión. El sacramento de la Eucaristía surge del infinito amor
de Jesucristo por el hombre.
El Concilio de Trento declaró como verdad de
fe, que la Eucaristía es verdadero y propio sacramento porque en él están
presente los elementos esenciales de los sacramentos: el signo externo; materia
(pan y vino) y forma; confiere la gracia; y fue instituido por
Cristo.
Cristo deja el mandato de celebrar el Sacramento de la Eucaristía
e insiste, como se puede constatar en el Evangelio, en la necesidad de
recibirlo. Dice que hay que comer y beber su sangre para poder salvarnos. (Jn.
6, 54).
La Iglesia siempre ha sido fiel a la orden de Nuestro Señor. Los
primeros cristianos se reunían en las sinagogas, donde leían unas Lecturas del
Antiguo Testamento y luego se daba lugar a lo que llamaban “fracción del
pan”, cuando fueron expulsados de las sinagogas, seguían reuniéndose en
algún lugar una vez a la semana para distribuir el pan, cumpliendo así el
mandato que Cristo les dejó a los Apóstoles.
Poco a poco se le fueron
añadiendo nuevas lecturas, oraciones, etc. hasta que en 1570 San Pío V determinó
como debería ser el rito de la Misa, mismo que se mantuvo hasta el Concilio
Vaticano II.
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Autor: Rubén Robles Monge | Fuente: anmconsamex.homestead.com ¿Es la Eucaristía una cosa sagrada? |
La Eucaristía es una Persona, es la presencia de una Persona Santísima: Jesucristo Nuestro Señor. |
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¿Es la Eucaristía una cosa sagrada? |
¿Es la Eucaristía una cosa sagrada? La Eucaristía NO ES UNA COSA, aunque le pongamos el adjetivo de sagrada. La Eucaristía ES UNA PERSONA; es la presencia de una PERSONA SANTISIMA: Jesucristo Nuestro Señor
¿Es la Eucaristía una cosa sagrada? Si lo fuera seríamos idólatras y, por cierto, de los más vulgares, baratos y corrientes.
Sin embargo, cada vez que hago esta pregunta, la respuesta rápida es: ¡sí!
Por alguna razón el Pueblo de Dios ha mantenido esta idea corrupta de la Eucaristía, en su mente y en su corazón, que pervierte sus sentimientos hacia quien está presente en los dones consagrados.
Y es que la Eucaristía NO ES UNA COSA, aunque le pongamos el adjetivo de sagrada.
La Eucaristía ES UNA PERSONA; es la presencia de una PERSONA SANTISIMA: Jesucristo Nuestro Señor, El Verbo Eterno, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Quizá en parte se deba a que se le designan sus características con palabras que, fuera de un contexto complementario que manifieste su calidad de persona, en principio dan idea de cosas.
Así sucede con las palabras como sacramento, santísimo o Santísimo Sacramento con que se ha designado a la Presencia Santa durante siglos.
Y no es que esas palabras designen algo que no es.
La Eucaristía es verdaderamente un sacramento. El Señor no se presenta con un cuerpo físico como hace dos mil años lo fué Jesús de Nazaret, sino que se presenta como signo en los dones consagrados, es decir, como sacramento.
Igualmente, es verdaderamente Santísimo --o Santísima (Eucaristía)--; es el Señor "tres veces santo"; es aquel de quien se dice "ángeles y querubines dicen santo, santo, santo".
Como Dios Hijo es verdaderamente el Santísimo que se presenta como Sacramento. Es realmente el Santísmo Sacramento.
El problema está, como se dijo antes, que esas palabras tienen que ir complementadas con otras que afirmen y confirmen que el Santísimo, o el Santísimo Sacramento, es una Persona.
Por ejemplo, en las preces litánicas para la reserva del Santísimo Sacramento se dice maravillosamente: "Bendito sea JESÚS en el Santísimo Sacramento del Altar".
En nuestro Ritual Nacional, en México, se dice: "¡CRISTO, Pan Celestial, danos la vida eterna!"
La Adoración Nocturna Española tiene como su lema de presentación; ¡Adorado sea JESÚS Sacramentado!
Frases acordes a esta necesidad serían: "El Señor Jesús en el Santísimo Sacramento"; "El Señor de la Eucaristía"; "Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado"... y así de forma semejante.
Con la palabra eucaristía sucede lo mismo. Igualmente, al usarla sin su contexto de persona, como primera idea se entiende una cosa.
Alguien podría decir, peyorativamente, que se es perfeccionista. Entonces pregúntese si es válido el actual desprestigio del Resucitado, el Viviente de la Eucaristía, que se observa en los ambientes de fe, tan infestados, más en otras latitudes, de relativismo infantil.
Para muchas otras fiestas y celebraciones religiosas, hay ocasiones en que se derrocha gusto y fervor, se hacen las inmensas peregrinaciones. ¿Cuántas peregrinaciones grandiosas, al menos en nuestro país, se harán a Guadalajara con motivo del Congreso Eucarístico Internacional, para acudir al llamado del Señor de la Eucaristía, Nuestro Dios y Señor Jesucristo? ¿O siquiera peregrinaciones sencillas? Quizá se realicen de estas últimas; pero pocas.
Es que la cosa no llama, no se le escucha; la cosa solo sirve para usarse utilitariamente.
Pero si sabemos que quien llama es una persona, se pondrá más atención al llamado. Y si amamos a esa Persona, porque sabemos que nos ama con amor divino e infinito, más fácilmente acudiremos a su llamado; es que no podemos quedar mal con ALGUIEN que amamos y que sabemos que nos ama.
San Pedro Julián Eymard, Apóstol de la Eucaristía, observa: "La Eucaristía es la Persona del Señor...La Sagrada Eucaristía es Jesús pasado, presente y futuro... Es Jesús hecho Sacramento". Y con palabras que son válidas en nuestros días, también dice: "El gran mal de nuestra época es que no vemos a Jesucristo como su salvador y a su Dios. Se abandona el único fundamento, la única fe, la única gracia de la salvación... Entonces ¿qué hacer? Regresar a la fuente de la vida, pero no al Jesús histórico o al Jesús glorificado en el cielo sino al Jesús que está en la Eucaristía..."
El Pueblo de Dios merece que se le anuncie la verdad sobre el Viviente que está con nosotros en la Eucaristía.
Que sepa que Dios misericordioso ha puesto su tienda junto a la nuestra: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros..." (Jn 1, 14). "He aquí que Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). "No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes. Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán y vivirán porque Yo vivo" (Jn 14, 18-19).
El Señor Jesús, en la Eucaristía, se ha hecho, por amor, nuestro vecino, nuestro amigo, nuestro confidente, nuestro prójimo.
Es la Persona del Santísimo Sacramento, la Eucaristía, que, brazo al hombro, nos va contando de cómo Él va preparando nuestra historia rumbo a la patria prometida y de cómo, en comunión con Él, compartimos el mismo destino: la instauración del Reino.
¡Adorado sea el Santísimo Sacramento! ¡Ave María Purísima!
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