Mensaje de María Reina de la Paz
del 2 de octubre de 2010
Queridos hijos, hoy los invito a una devoción humilde. Sus corazones necesitan ser justos. Que sus cruces sean sus medios en la batalla contra los pecados de este tiempo. Que sus armas sean la paciencia y el amor sin límites –un amor que sabe esperar y que los hará capaces de reconocer los signos de Dios-. Que sus vidas, por el amor humilde, puedan mostrar la verdad a todos aquellos que la buscan en la oscuridad de las mentiras. Hijos míos, mis apóstoles, ayúdenme a abrir camino hacia mi Hijo. Nuevamente, los invito a rezar por sus pastores. Junto a ellos yo triunfaré. Gracias.