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Meditaciones: Seamos luz
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: conmariano  (Mensaje original) Enviado: 05/07/2010 12:45
(Fuente: Reina del Cielo)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mirando a nuestro alrededor rápidamente comprendemos que el mundo es oscuridad, de tal modo que o bien alumbramos el mundo, o nos sumimos en su misma oscuridad. En cada instante de nuestra vida, sea un segundo, un minuto o una década, solo podemos dar dos cosas: luz u oscuridad. En la pequeña gruta de Belén ocurría igual, solo había oscuridad, como en el mundo de hoy. Pero allí, en medio de la oscuridad, ¡vino la Luz al mundo!

Mi primer pensamiento cuando trato de comprender como se manifiesta esa Luz en el mundo, evoca esas reuniones de la iglesia primitiva, en los primeros siglos después de la Resurrección. Unidos en una fe espiritual, plena de confianza en la Presencia del Resucitado, ellos se dejaban alumbrar a pesar de la persecución y la pobreza. Compartían el mayor alimento que persona alguna pueda pretender: la Hostia Consagrada. En esas uniones consagradas a Dios, ellos se dejaban alumbrar por la Luz de Jesús, y como espejos perfectos devolvían esa Luz al mundo. Ellos eran luz.

Con el paso de los siglos y al impulso de tantas santas generaciones, el hombre se elevó hasta hacer en buena medida a Dios el centro de su vida. Pero, en el cenit del cristianismo, el mundo empezó a caer en una negación creciente de la necesidad de tener a Jesús presente en todo. En este camino descendiente, el siglo XXI se ha iniciado envuelto en una oscuridad espiritual agobiante, que envuelve y ahoga todo a su alrededor. Nosotros, como los cristianos de los primeros tiempos, estamos dentro de estas catacumbas espirituales, solo que esta vez el encierro esta en los corazones.

Como los cristianos de la iglesia primitiva, tenemos que hacernos fuertes en nuestra vida interior, debemos crecer espiritualmente. Si permitimos que la Luz de Jesús entre dentro nuestro, si dejamos que El se apodere de nuestra alma, seremos como espejos que reflejarán Su Luz en este mundo desértico. ¡Seremos Luz! Luz, como Jesús lo es, de tal modo que de nosotros brote esa luminosidad, que es la Luz del Salvador, la Única Luz Verdadera. Cuando la gente vea esa llama iluminándonos, dirán: ¡miren como se aman! Será un nuevo Pentecostés.

En el Cenáculo, los Apóstoles acompañados de María recibieron la Luz de Dios de tal modo que lenguas de fuego descendieron sobre ellos, iluminándolos, haciéndolos antorchas espirituales. El Espíritu Santo, como Jesús les había prometido, les dio la sabiduría y la fortaleza que no tenían. Se hicieron Luz, y salieron por los caminos a alumbrar, a construir la Iglesia que el Señor les había dejado como legado. Nosotros recibimos esa iglesia como herencia; laicos o consagrados, somos nosotros los miembros de esa iglesia. Somos manos, brazos, piernas, cuerpo Místico de Jesús, la Luz que emana de Cristo, emana de Su Iglesia, ¡por eso nosotros somos Luz!

Cuando damos Luz, irradiamos paz y unión, serenidad y seguridad, fortaleza y verdadera sabiduría. Cuando damos Luz, rompemos las barreras que nos separan del amor, y dejamos que Jesús se derrame en torrentes incontenibles sobre quienes nos rodean. Así, cediendo a la fuerza de ese manantial de amor irrefrenable, abramos nuestros corazones a Jesús, en María, y con María, de tal modo que el Señor nos haga faros de Su Luz, centella que ilumina el horizonte.

¡Y la Luz vino al mundo



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Karmel Enviado: 01/12/2010 13:52
"...Mi primer pensamiento cuando trato de comprender como se manifiesta esa Luz en el mundo, evoca esas reuniones de la iglesia primitiva, en los primeros siglos después de la Resurrección. Unidos en una fe espiritual, plena de confianza en la Presencia del Resucitado, ellos se dejaban alumbrar a pesar de la persecución y la pobreza. Compartían el mayor alimento que persona alguna pueda pretender: la Hostia Consagrada. En esas uniones consagradas a Dios, ellos se dejaban alumbrar por la Luz de Jesús, y como espejos perfectos devolvían esa Luz al mundo. Ellos eran luz..."
 
Si detenemos nuestra frenética marcha unos segundos, sólo unos segundos  y posamos los ojos del corazón sobre el mundo que nos rodea, el mundo donde trabajamos, compartimos... vivimos... contemplaremos  la oscuridad que nos envuelve. La oscuridad de la violencia, de la falta de entendimiento, de la ausencia de códigos, del desenfreno y el todo vale.La oscuridad de los que no conocen a Dios o,  lo que es peor, la de quienes hablando de Dios no llevamos una vida evangélica.
Pidamos que este tiempo de Adviento sea vivido por cada uno de nosotros como tiempo de reflexión y preparación para la llegada del Niño  que va a nacer. Que cual Gruta de Belén nuestro interior se ilumine y esa luz divina nos desborde e ilumine al mundo que nos rodea.
Somos hijos de la Luz, seamos luz.
Y  la pobreza será riqueza y la desesperación esperanza. 
 
 
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: reinamía Enviado: 01/12/2010 18:24

Efesios 5,8
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.

Cristo es la luz del mundo. Dios es luz y Cristo es esa luz revelada a todo hombre para salvación en su nombre. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Desde el momento en que creemos y andamos en Él formamos parte de su Iglesia y somos luz del mundo ya que Él nos hace partícipes de su propia naturaleza. Ahora bien, ser luz del mundo implica que los hombres se fijarán en nosotros y en nuestras obras. No podemos decir que somos luz del mundo si nuestras obras no son de Dios. El Espíritu Santo es quien nos ayuda a hacer la obra de Dios en el mundo. Él es el que nos ilumina con su presencia en nuestras vidas de forma que ya no seamos más nosotros mismos sino Cristo en nosotros. Él es quien nos lleva al conocimiento del Salvador, el que nos moldea a su imágen y semejanza de tal forma que somos cartas de Cristo escritas por el Espíritu Santo, que los hombres pueden leer (2 Cor 3,2-3).

 La Iglesia de Cristo no puede estar formada por hombres que andan en tinieblas porque "¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?" (2 Cor 6,14). Sabemos quienes son de las tinieblas y quienes de la luz por sus frutos, por sus obras.

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Que tu vida refleje la gloria de Dios en todo momento. Que los hombres puedan ver a Cristo en ti. Que en tu comunión con su Espíritu encuentres las fuerzas para no desfallecer y para levantarte cada vez que caes. Dios está contigo. Quiere ayudarte a ser luz prístina que refleje su amor por los hombres. Entrégate a Él por completo y deja que su luz disipe todas las posibles tinieblas que están a tu alrededor y que no te permiten emitir tu luz.

"Que cual Gruta de Belén nuestro interior se ilumine y esa luz divina nos desborde e ilumine al mundo que nos rodea. "


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: conmariano Enviado: 01/12/2010 20:06
"... los hombres se fijarán en nosotros y en nuestras obras. No podemos decir que somos luz del mundo si nuestras obras no son de Dios..."
 
¡¡¡Cuánta verdad!!!  Gracias  por tu aporte. Dios te bendiga
 
Conmariano


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