MIENTRAS ESCRIBO.
Mientras escribo alargo mi mano en la distancia y te acaricio y mi mente se hace viajera por el tiempo y te murmura que te quiero a tus oídos;
mi pensamiento es tan liviano ya sin ningún peso te confiesa que te ama,
en segundos te deja levitando eterno en tus rojos labios mis besos; voy como hojas deshojadas del árbol con el viento, buscando el aire de tu sonrisa para estar cerca de ti, como tu ángel guardián cuidando tus pasos, tus huellas que me llaman recorrer por tu universo de mujer y en silencio mudo seguirlas. Escribo en lo azul del cielo para que cada palabra esta ahí pincelada y gravada por los siglos de los siglos con los albores de mis caricias y esos entintados besos de mis labios que no paran por decirte cuanto en verdad te necesito. Te dibujo en el aroma de cada pétalo, capturo tu rostro y le dejó danzar dentro de ese cáliz de rosas y me envuelvo en ti para refrescarme con tus néctares y me dejó envolver un poco más para hallar tus mieles y mesclar en ellas este amor hasta hacernos fruto con nuestro sabor intimo y único que nadie probara mas que los dos por estar indefinidamente unidos con el sello de la felicidad sin fin. Tallo como el carpintero la madera y en ella busco tu corazón, lo encuentro, saco de él toda espina de dolor, curo sus heridas que aun sangran por aquel veraniego amor que no permitía sanar los pasos del ayer, lo tallo con el soplo clarividente de las hadas y el polvo mágico de las celestes hadas como el hechizo alegre de los juguetones duendes y las palabras asertivas de todo romántico poeta como también un elíxir de mis ancestros versados en cada palabra para que tu corazón las abrace, las arrulle y jamás las poder alguno, ni sean polvo de silencio, menos pavesas si las consume el fuego del despareció, resurgirán por ser eternas. Soy el escultor de la dura roca, un cincel con el filo de mi amor y el martilleo constante de mis hálitos voy formando tu escultural cuerpo, día a día lo perfecciono con la sensualidad de mis caricias, hasta siento que tu piel no es de mármol, que es genuina al desprenderse de la fría roca y ser por momentos fuga de lo incierto, me busca tu cuerpo para fundirse en el mío en cálidos instantes, es un sueño que acosa la realidad por algún día tenerte, real, real sin fantasear y si dibujarme en carne y hueso en tu somera intimidad. Mujer distante, que mi pensamiento hipnotiza tu mirada, la trasporta, la conduce cristal adentro de mis pupilas hasta hacerla descender a mi corazón para que te enteres por ti misma todo lo que el hace por sentirte de alguna manera dueña de un amor poético, tan romántico que las piedras bailan y los ríos cantan, como las estrellas en la escenografía del cielo en ballet danzan para agradar al amor que perpetua este corazón que intenso en verdad te ama como mi vida misma enamorado de los hilos hoy visibles de tu sonrisa. Cuando despierte y vea el gotear de los rocíos reposando en una flor, observa con detenimiento, y si el sol no la evapora tan de prisa y brilla como gema, medite y reflexiona, así es mi amor cristalino, sembrado en tu pecho, haciendo surco, cavando muy hondo para dejar mi semilla germinando justo al lado de tu corazón echar sólidas raíces.
LEO FRANK PARK .
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