Mi alegría.
Hoy guardé mi alegría
en un cofre de cristal.
La guardé junto a los besos
que me diste cada noche
junto al “Te quiero”
que siempre te decía,
junto al recuerdo indeleble
de tus ojos.
Junto al aroma de aquella rosa
ya seca por el tiempo,
que despertaba en mí
el deseo de tenerte.
La encerré junto a tu nombre
junto al eco de tu risa,
junto a todos aquellos recuerdos
que aun lejos de ti, me daban vida
Y allí la dejé guardada.
Y vi como se deslizaba,
suavemente, delineando mi mejilla,
y su sabor salobre se deshizo
entre mis labios.
Allí le dije adiós para siempre a mi alegría,
y quedé sola,
con este temor de decirte,
cuánto sufro por tu ausencia,
con este dolor de no verte
y con esta vida, que sin ti,
es sólo muerte...
D/A.
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