Orden divino
Me alineo con la Mente Divina y vivo en armonía con el orden divino.
Durante un día atareado, mis pensamientos pueden estar dispersos. Quizás esté tentado a poner más fe en lo que percibo a mi alrededor que en el reino de Dios en mí. Cuando enfrento distracciones internas e influencias externas, enfoco mi atención en el momento presente y permito que la inteligencia divina rija.
Sólo mantengo pensamientos edificantes. Alineado con la Mente Divina, mi pensar es ordenado y claro. Al buscar primero el reino de Dios, todo lo demás sigue un orden divino. Siento gran gozo y satisfacción a medida que todo cae en su lugar sin esfuerzo.
Por la rebelión del país, sus gobernantes son muchos; pero por el hombre inteligente y sabio permanece estable.—Proverbios 28:2