El
diario inglés The Guardian publicaba un artículo de Paul
Brown que revelaba que los genes modificados de cereales habían
pasado a plantas salvajes y creado un “supergrano”
resistente a los herbicidas, algo “inconcebible” para los
defensores de las semillas transgénicas.
Resulta
divertido constatar que el amaranto o kiwicha, considerada ahora una
planta “diabólica” para la agricultura
genética, es una planta sagrada para los incas. Pertenece a los
alimentos más antiguos del mundo. Cada planta produce una media
de 12.000 granos al año y las hojas, más ricas en
proteínas que la soya, contienen vitaminas A y C, y sales
minerales.
Así
este bumerán, devuelto por la naturaleza a la transnacional
Monsanto, no sólo neutraliza a este predador, sino que instala
en sus dominios una planta que podría alimentar a la humanidad
en caso de hambre. Soporta la mayoría de los climas, tanto las
regiones secas como las zonas de monzón y las tierras altas
tropicales, y no tiene problemas ni con los insectos ni con las
enfermedades con lo que nunca necesitará productos
químicos.
Articulo de Ecoportal.