Los artesanos convierten la materia prima en arte. Los panaderos transforman la harina en pan. Los empleados de las tiendas utilizan la buena comunicación para atender a los clientes. Cuando utilizamos nuestras habilidades y talentos para servir a los demás, hacemos un trabajo sagrado.
Honro el trabajo sagrado que he de hacer al comulgar con el Espíritu antes de comenzar mi rutina diaria. Le pido guía antes de comenzar mis labores. Al utilizar mis talentos me beneficio de muchas maneras, tales como poder interactuar con los demás y tener la satisfacción de dar. Soy los ojos, los oídos, las manos y el corazón de Dios expresándose en el mundo. Al final del día, doy gracias por las bendiciones, los retos y las experiencias de aprendizaje.
Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.—Mateo 25:23
Hoy evalúo mi vida con el perdón en mente. Estoy listo para comenzar de nuevo, en algunas o en todas las áreas de mi vida. Voluntariamente dejo ir cualquier resentimiento o juicio que pudiera retrasar mi cometido. Perdono a quien haya dicho o hecho algo que me hirió. No es que apruebe su comportamiento, sencillamente me niego a aferrarme al dolor. Suelto y dejo ir.
Cuando me aferro al resentimiento, solamente me hago daño a mí mismo y bloqueo mi curación. En oración entrego mi dolor a Dios, Quien abre el camino para que el gozo y la paz entren en mi corazón.
Dios es la presencia de todo bien en la cual vivo, me muevo y tengo mi ser. ¡Comienzo de nuevo, experimentando la pureza, el gozo y el amor de Dios en toda área de mi vida!