Así como los pájaros saben cuándo emigrar, yo he sido bendecido con la intuición: un conocimiento interno de sabiduría del corazón. Más allá de lo que veo, oigo, saboreo, toco y huelo, la intuición me provee un vínculo directo con el Espíritu, donde reside toda la Verdad.
Gracias a este conocimiento interno, tomo decisiones sabias. Discierno cuándo actuar y cuándo ser paciente. Avanzo según soy guiado. Al tener fe en el Espíritu, encuentro que tengo confianza en un conocimiento que, aunque invisible, es cierto. Éste puede ser suscitado en la quietud o por acontecimientos externos —ya sea por una señal que veo o una llamada que recibo. Aprendo a confiar en mi sabiduría divina y actúo según ella.
Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.—Juan 8:32
La confianza que los niños tienen en sí mismos aumenta cuando reciben apoyo. Hoy bendigo a los niños en mis oraciones afirmando para cada uno:
“Eres una creación de Dios, llena de luz y vida. Que siempre expreses la paz y el amor que moran en ti. Que tu vida sea bendecida más allá de toda medida con experiencias maravillosas que creen recuerdos significativos y duraderos.
“Veo que eres un ser que ama y respeta toda manifestación de vida. Veo que expresas tus talentos, habilidades y tu personalidad única ofreciendo luz y gozo a los demás. Te bendigo con paz y alegría. Te veo fuerte, y seguro a medida que exploras el mundo. Camina con fe y amor, porque eres una creación de Dios”.
Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.—Mateo 19:14