Yo soy la luz crística en expresión; nada puede perturbar la paz de mi alma.
Las enseñanzas de Jesús son Verdades eternas que me ayudan en el camino de la vida, así que determino vivir de acuerdo a su ejemplo. Reconocer que comparto la misma cualidad espiritual —la mente crística— me consuela.
Logro una conciencia espiritual elevada cuando celebro mi divinidad: mi “YO SOY”, la presencia de Dios en mí. Inspirado por mi Señalador del camino, recibo consuelo y brindo consuelo a los demás. Mi vida refleja la paz serena del Espíritu en todo lo que pienso, digo y hago. Una sensación de consuelo se extiende por todo mi ser. Mi alma se regocija a medida que una serenidad sagrada trasciende toda emoción. ¡Yo soy la luz crística en expresión!
Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios.—Efesios 3:16