Al buscar guía, pongo mi confianza en el Espíritu. Dar este paso conscientemente abre mi mente y corazón para recibir. Despejo preocupaciones que nublan mi receptividad y mantengo mi enfoque en la luz y el amor divinos. No presto atención a las palabras desalentadoras de otros, porque me he dirigido directamente a la fuente de toda sabiduría.
Al esperar, “no me duermo” restringiendo la manera cómo la guía llega a mí. Ella lo hace de muchas maneras, quizás por medio de algo que oigo, veo, leo o siento. Mantengo una vigilia fervorosa porque sé que las respuestas están disponibles y mi camino se aclarará. Ya me siento más ligero, la primera bendición de muchas por venir. Doy gracias por anticipado al esperar serenamente.