ESCRITO CON EL DEDO DE DIOS EN EL CIELO Y EN LA TIERRA LA LEY DEL SINAI EXODO 20:1,17 Éxodo 31-> VerDespués de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.
[V.18-> Dos tablas del testimonio. Dios le había dicho a Moisés que dentro del arca, en el lugar santísimo, debía ponerse este "testimonio" (Exo 25:16). Puesto que ésta era la principal función del arca, y el arca era el mueble más sagrado del tabernáculo, es apropiado que esta sección que trata de la estructura del tabernáculo y de los que en él oficiaban terminara con una declaración concerniente a lo que les daba su significado al arca y al tabernáculo. En vez de dos tablas "debería leerse "las dos tablas", las que Dios ya le había prometido a Moisés (Exo 24:12) y que llevaban una inscripción sobrenatural (Exo 32:16). El hecho de que se hubieran escrito los Diez Mandamientos sobre piedra (Deu 4:13) señala su carácter inmutable y eterno (Mat 5:17-19). Las dos tablas dan énfasis a las obligaciones del hombre para con Dios (los primeros cuatro mandamientos), y para con sus prójimos (los últimos seis; Mat 22:36-40). Las dos tablas de piedra se juntaban como un libro (PE 32). MM 121; 7T 109; 8T 198; TM 134 ]
“No he venido para abrogar, sino para cumplir”.
Fue Cristo quien, en medio del trueno y el fuego, proclamó la ley en el monte Sinaí. Como llama devoradora, la gloria de Dios descendió sobre la cumbre y la montaña tembló por la presencia del Señor. Las huestes de Israel, prosternadas sobre la tierra, habían escuchado, presas de pavor, los preceptos sagrados de la ley. ¡Qué contraste con la escena en el monte de las bienaventuranzas! Bajo el cielo estival, cuyo silencio se veía turbado solamente por el gorjear de los pajarillos, presentó Jesús los principios de su reino. Empero Aquel que habló al pueblo ese día en palabras de amor les explicó los principios de la ley proclamada en el Sinaí. AL REGRESO DE CRISTO EN SU SEGUNDA VENIDA
La ley de Dios aparece en el cielo
Entonces aparece en el cielo una mano de Dios padre que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscritos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.