EL PATITO FEO
Luis Llorens Torres
No se si danés o ruso, genial cuentista relata que en el nido de una pata la hembra de un cisne puso. Y ahorrando las frases de uso en los cuentos eruditos, diz que sin mas requisitos, en le trigésimo día, la pata saco su cría de diez y nueve patitos.
Según este cuento breve, creció el rebaño pigmeo llamando PATITO FEO al patito diez y nueve. El pobre! Siempre la nieve lo encontró fuera del ala. Y siempre erró en la antesala de sus diez y ocho hermanos que dejábanle sin granos las espigas de la tala.
Vagando por la campiña la palmípeda cuadrilla al fin llego hasta la orilla de la fuente en la montaña. Que sensación tan extraña y a la par tan complaciente la que le ondulo en la mente al llamado Feo Pato cuando miro su retrato en el vidrio de la fuente!
Surgió entonces de la umbría un collar de cisnes blancos en cuyos sendosos flancos la espuma se emblanquecía. (aquí, al autor, que dormía cuando este cuento soñó, dicen que lo despertó la emoción de la belleza. Y aquí sigue, o aquí empieza, lo que tras el soñé yo)
Cisne azul la pata hispana puso un huevo, ciega y sorda, en el nido de la gorda pata norteamericana. Y ya, desde mi ventana, los norteños patos veo, de hosco pico fariseo, que al cisne de Puerto Rico, de azul pluma y rojo pico lo llaman PATITO FEO.
Pueblo que cisne naciste, mira y sonríe, ante el mote, con sonrisa de Quijote y con su mirada triste; que a la luz del sol que viste del alba tu campo y tu mar, cuando quieras contemplar que es de cisne tu figura, mírate en el agua pura de la fuente de tu hogar.
Con flama de tu real sello, mi cisne de Puerto Rico, la lumbre roja del pico prendes izada en el bello candelabro de tu cuello. Y azul del celeste tul, en que une la Cruz del Sur sus cinco brillantes galas, es el que pinta en tus alas tu firme triángulo azul.
Oro latino se asoma a tu faz y en tu faz brilla. Lo fundió en siglos Castilla. Y antes de Castilla, Roma. Lo hirvió el pueblo de Mahoma en sus fraguas sarracenas. Y antes de Roma, en Atenas, los Homero y los Esquilos hilaron de ensueños el hilo de la hebra azul de tus venas.
En tu historia y religión tus claros timbres están; que fuiste el mas alto afán de Juan Ponce de León. Mírate, con corazón, en tu origen caballero, en tu hablar latinoibero, en la fe de tus altares, y en la sangre audaz que en Lares regó Manolo el Leñero.
Veinte cisnes como tu nacieron contigo hermanos en los virreinos hermanos de Méjico y el Perú. Bajo el cielo de tisú de la antillana región, los tres cisnes de Colon, las tres cluecas carabelas, fueron las aves abuelas en tan maña incubación. Alma de la patria mía, cisne azul puertorriqueño, si quieres vivir el sueño de tu honor y tu hidalguía, escucha la voz bravía de tu independencia santa cuando al cielo la levanta el huracán del Caribe que con sus rayos la escribe y con sus truenos la canta.
Ya surgieron de la espuma los veinte cisnes azules en cuyos pico de gules se deslera la bruma. A ellos su plumaje suma el cisne de mi relato. Porque ha visto su retrato en los veinte cisnes bellos. Porque quiere estar con ellos, Porque no quiere ser pato.
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