
Luis de Góngora
Érase una vieja
Érase una vieja De gloriosa fama, Amiga de niñas, De niñas que labran.
Para su contento Alquiló una casa Donde sus vecinas Hagan sus coladas.
Con la sed de amor Corren a la balsa Cien mil sabandijas De natura varia,
A que con sus manos, Pues tiene tal gracia Como el unicornio, Bendiga las aguas.
También acudía La viuda honrada, Del muerto marido Sintiendo la falta,
Con tan grande extremo, Que allí se juntaba A llorar por él Lágrimas cansadas.


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