Jacinto Benavente
Un ídolo
¡Bella forma gentil, idolatrada; no animes de tu cuerpo la escultura con el fuego de un alma enamorada! ¡Forma ideal, de lo ideal pagano! pues que la forma es sólo tu hermosura, y no es divino en ti sino lo humano. Mi alma que a los sentidos se avasalla, a ti se rinde con delirio insano; y este amor desbordado que en mí estalla, vivirá de sí mismo y tu belleza. No muestres, pues, de tu alma la bajeza; yo amaré por los dos. Tú, besa y calla.
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