Carmen González Huguet
Memento mori
"...y no halle cosa en que poner los ojos que no fuera recuerdo de la muerte" Quevedo
I
Es la sombra que viene, La garra preparada Para el golpe certero, La mirada en alerta Que busca, sigue, acecha.
Nada se escapa al ojo Implacable y absorto. Nada al cruel arrebato.
Cuando la furia cae Rasgando piel y carne, Y la vida se escapa, Y la sangre se amansa, Y se instala la muerte; Entonces comprendemos Que el mayor enemigo, El más voraz y aleve, Nos hiere siempre el último Desde adentro del pecho.
II
Ya no te creo, ciudad, el paraíso, El eterno jardín donde la dicha enciende Sus fuegos de San Telmo.
Tampoco te concibo como la cuna de las ilusiones, O el rincón iluminado Por las luces secretas del deseo.
Caída la venda de los espejismos, Eres tan sólo ese paisaje sórdido Donde rufianes y tahúres Se tasan mutuamente, Mientras los mismos tiburones Se mastican sin pausa Con sus dientes de oro.
La araña teje su tela, indiferente, Mientras tanto. Tarde o temprano, Cualquiera ha de caer.
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