En un instante nos cruzamos,
nos chocamos,
tus ojos daban fe,
que era el momento indicado,
¿qué hacemos acá? Nos preguntamos…
Muchas incertidumbres, tantas inquietudes,
no decíamos nada,
pero en un brillar,
fue el momento en que comenzamos.
El espacio era nuestro,
con total sinceridad,
tratamos de revelar el misterio,
del porqué del sufrimiento,
en un juego fluido, algo nos clarificó.
Entendimos que todo fue producto,
de dos almas al descubierto,
yo te di hasta la última prenda del espíritu,
y tú mujer, me abrazaste al fin para comprenderlo,
Dos luces se cruzaron,
sin contacto se enamoraron,
no fue casualidad,
eso no existe.
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