Jesús J. Barquet
Destierro sin ángel
Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte? ¿En qué arista del mundo tu recuerdo despidiéndome? ¿Qué largo adiós esta suerte de tierra desconocida? ¿Qué he hecho de mí o qué me han hecho? ¿Qué aún busco que ya más nunca encontraré? ¿Quién como tú que en un recóndito recodo del tiempo me aguarde todavía? Si ya no puedo amar, si ya no son mis brazos para abrazar sino para ponerme el disfraz de cada día. Si ya no sé quién soy ni dónde se quedó detenida para siempre la vida. Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte?
Aquel sabor natal, aquellas gentes que me enseñaron a amar: las plantas, las calles, los amigos, la casa. Ay de la patria, raro ventrículo de la razón de vivir, suerte de orgullo inmaterial, de árbol enraizado en su paisaje, de gaviota volando sobre su propio lar. Pero, ¿cuál patria? ¿Aquel montón de tierra sobre el mar? ¿El azaroso lugar donde nací? ¿O un hambre del espíritu: una imperiosa necesidad terrenal de ese Ser único que todos anidamos?
Nada sé.
No sé ahora ni quién soy tras este haberme vaciado tanto: Adiós a las playas de infinitas holguras, Adiós a las costumbres de familiares texturas, Adiós a nuestras huellas inocentes y amantes sobre la arena. Para ahora de nuevo comenzar, de nuevo cargarme de extrañas criaturas sin perseguir ni siquiera una Forma. Ay, ángel, ¿dónde estás, cómo poder verte?
Quizás también tú me hayas abandonado.
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