Jesús J. Barquet
Elogio de las cosas
I
No me preguntéis por las cosas. No ven mis ojos sino lo blanco, la hoja en que transcribo una turgencia. No ven sino lo que adivino, una cándida luz, una esperanza. Y de nada de esto me dan razón las cosas.
II
Sólo un silencio nos llega de las cosas que una vez nos colmaron. Cuando volvemos a contemplarlas, allá en el tiempo claro de la memoria, nos hablan en silencio del antiguo calor de sus maderas: sus texturas susurran sin palabras -- nos preñan -- el motivo que una vez las preñara. Y es como un grito ese silencio que nos llega de las cosas, cuando nuestros ojos acarician calladamente el escondido estupor de sus materias brutas.
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