Febrero 13 de 2011. 10:10 p. m.
Hay días en que espero con mayor ilusión que otros días el recibir una llamada tuya, hoy ha sido uno de ellos porque quería compartir contigo lo que he sentido desde el mismo instante que abrí mis ojos por la mañana, cuando vino a mi mente que una fecha como hoy hace ocho años, día jueves, aproximadamente ocho de la noche, Dios, la vida o el destino nos volvió a colocar en el mismo camino, después de más de once años de ausencia total, once años que sumados a los que habían transcurrido antes y a los que han seguido pasando desde ese entonces, han sido los más fieles testigos de mis sentimientos hacia ti.
Pero al momento que estoy escribiendo esto, fíjate en la fecha y en la hora, no he sabido nada de tu vida y así una vez más ese deseo de compartir algo especial contigo, se ha quedado sólo en eso, en deseos, en ilusiones, en esperanzas.
Entonces empiezo a justificar las cosas, a darle explicaciones a mi corazón de algo que en realidad desconozco, le digo que a lo mejor estos largos periodos de silencio y ausencia total, se presentan porque no tienes de donde llamar, que tus jornadas de trabajo son tan intensas que no te dan espacio para llamar, que en tu casa te tienen muy controlado y se te hace imposible escaparte, bueno éstas y otra cantidad de excusas que me invento para que mi tristeza sea un poco más ligera y no me duela tanto el tener que aceptar que lo que siento por ti además de ser prohibido, cada vez es más inalcanzable.
Bebé, no sé por qué, pero en estos últimos días ha llegado a mí la necesidad de tomar aquella decisión que en alguna ocasión compartí contigo, de tener que alejarme, pero no físicamente porque eso ya lo estamos viviendo hace años, sino alejarme de tu vida y de tus sentimientos para que puedas retomar el rumbo que tenías antes de nuestro reencuentro. Quiero evitarte intranquilidades, angustias, no quiero seguir siendo el motivo que haga que tu vida se altere en ningún sentido, quiero dejarte ser feliz al lado de tu esposa, de tus hijos, tu nieta y los nietos que pudieran llegar a tu familia…
Tu esposa con todo y los defectos que pudiera tener ha sido incondicional contigo, ha estado siempre allí para ti en las buenas y en las malas, te ha acompañado y cuidado a lo largo de todos los años que llevan juntos, a su manera te quiere y a su manera te lo ha demostrado.
Tus hijos son tu adoración y tu motor para seguir luchando, a pesar de las desilusiones que te hayan hecho sentir o que te pudieran hacer sentir en un futuro, y es por ellos que has dejado todos tus sueños a un lado y has luchado por hacer que los de ellos sean una feliz realidad y todo eso se verá también reflejado en tus nietos, que estoy segura estarán siempre orgullosos de tener un abuelo como tú.
Mi amor, infinidad de veces me has dicho que en tu vida soy un motivo para vivir y para seguir luchando, pues ahora yo te digo que si eso es cierto, piensa en mí como alguien que Dios puso en tu camino para hacerte entender a través de mi amor, que debes valorar esa familia que has conformado, y que este mismo amor que yo albergo en mi corazón y en todo mi ser gracias a que te conocí es el que me debe dar el valor para alejarme y dejar que seas realmente feliz al lado de los tuyos.
Te quiero pedir un favor especial en nombre de todo lo hermoso que sentimos y hemos compartido, y es que no sigas alimentando más mis esperanzas, ni mis ilusiones. He sido feliz con lo que me has hecho vivir y espero atesorar esos momentos como lo más hermoso que Dios me ha concedido, quiero que seas feliz y estoy segura de que mi amor no será suficiente para competir con lo que representa tu familia para ti y no es mi intención que las cosas sean así.
Por eso así como en una fecha como hoy me reencontré contigo y con el amor, es preciso que también me aleje de tu vida. Sé que serás feliz sin mi presencia, ruego a Dios para que así sea, yo también intentaré hacer lo mismo, aunque no será fácil, pero es preciso que aceptemos que las cosas deben ser así.
Esto no significa que me olvidaré de ti, por el contrario, como te lo dije en muchas ocasiones este amor que siento por ti me acompañará durante toda mi existencia y de ser posible hasta la eternidad. Seguiré rogando a Dios que bendiga tu vida, tu hogar, tu trabajo y todos tus proyectos. Te reitero lo que ya también te he dicho si tú eres feliz, yo también lo seré.
Intentémoslo amor, hagamos que esto sea posible para no tener que llegar a sufrir un mayor y profundo dolor por no hacerlo. Te escribe quien te amó, te ama y te amará, y quien ha aprendido que el amor se compone de hermosas bienvenidas y tristes despedidas, pero que vivirá por siempre en mí, aunque nunca pueda compartir contigo más momentos de nuestras vidas.