Tras un inevitable encuentro se confundieron mis pensares,
sin dejarme comprender el por qué de su existencia,
jamás había experimentado tal asombro,
ni saboreado ese encanto que por sus labios vagaba.
Tras un inesperado beso me hice adicta a su ser
afirmando mis pensares sin poder decir más,
callando dudas que revelaban mis ideas,
perfeccionando un decir sin palabras.
Tras un inconfundible sentir hallé su mirar
la vanidad regresó a mi espejo tras mi sed de soñar,
de nuevo mis labios pintados y mis mejillas rojizas,
seré amante del sabor de su piel.
Al pasar del camino sé tornearán nuevas dudas
aniquilando quizá cualquier rastro de mi piel,
despojando mi sed de reír y quizás de sentir
miradas deslumbradas comprimiendo la belleza.
La piel sedosa reencarnará en nuevo ser
delirio de ojos obscuros,
frialdad que agobiará el final de esta historia.
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