Escribí una carta sin destinatario,
la pluma fue el viento,
las palabras guiadas por el silencio,
y el sobre... El sobre al final, quedó vacío,
el invierno inyectando su frío en mi cuerpo
y mi pensamiento aún tibio.
La temperatura de mi alma invadida por escalofríos,
y nuestra historia, perdida entre mil cuentos infinitos,
una parodia que entre acto y acto nos hirió demasiado,
fui yo la culpable.
Tú llenabas el vacío de está loca soñadora, que por confiar todo lo perdió.
tú eras mi sitio, no quería ir a otro lugar que no fuera contigo,
tus caricias me pertenecían,
y la incertidumbre un mal día me visitó,
te perdí, por no entregarte lo mejor de mí,
te conformé con las migajas de mi cariño ausente...
Fuimos una oración inconclusa en el verso de la vida.
y en mi quinta poesía te dedico mi agonía,
me arrepiento del paso mal dado,
porque yo te sigo extrañando,
porque la cruz de tu amor, todavía la cargo.
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