Alfredo Espino
Quezaltepec
La noche fue dantesca... En medio del mutismo rompió de pronto el retumbar de un trueno... Tropel de potros que rompiera el freno y se lanzara, indómito, al abismo...
Un pálido fulgor de cataclismo, al cielo que antes se mostró sereno, siniestramente iluminó de lleno, como si el cielo se incendiara él mismo...
Entre mil convulsiones de montaña se abrió la roja y palpitante entraña en esa amarga noche de penuria...
Y desde el cráter en la abierta herida brotó la ardiente lava enfurecida como un boa incendiando de lujuria.
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