Lo soñé, sí. Mas qué ambiguo instante aquél, de incomprensible pulcritud. Soñando en vértigo de luces y sombras…, enalteciendo la ternura, en nubes de arco iris, ornando el pensamiento indescifrable del deseo, en cristales rotos multiplicadores, misteriosos…, de ilusión y esperanza. Lo soñé…, o tal vez no…