Julia de Burgos
Transmutación
Estoy sencilla como la claridad... Nada me dice tanto como tu nombre repetido de montaña a montaña por un eco sin tiempo que comienza en mi amor y rueda hasta el infinito...
¡Tú...! Casi paloma erguida sobre un mundo de alas que has creado en mi espíritu.
Tú lo dominas todo para mi claridad. Y soy simple destello en albas fijas amándote...
Ningún viento agitado seduce mi reposo de ternuras naciendo y apretándose entre tu mano y mi sollozo.
Una afluencia de ríos por nacer, y golondrinas mudas, se estrecha contra mí allí donde tu alma me dice al corazón la palabra más leve.
Mis pies van despegados de rastros amarillos y escalan techos infatigados de mariposas donde el sol, sin saberlo, se ha visto una mañana, deslumbrante...
Para amarte me he desgarrado el mundo de los hombros, y he quedado desierta en mar y estrella, sencilla como la claridad.
Aquí no hay geografía para manos ni espíritu. Estoy sobre el silencio y en el silencio mismo de una transmutación donde nada es orilla...
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