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Balvino Dávalos
In memoriam
Arrasados de lágrimas los ojos, solíame decir: —Cuando me muera no vayas presto a mi sepulcro, espera al claro mes de los claveles rojos.
"Entonces habrá pájaros y flores y brisas olorosas a tomillo, y esplenderán las lápidas con brillo de lucientes cristales de colores.
"Entonces, alfombrados de verdura hallarás a tu paso los senderos, y la voz de uno o dos sepultureros entonará canciones de ternura.
"Entonces ven a mi sepulcro: llega risueño el rostro, alborozada el alma, como el amante que en serena calma al dulce afán de amar feliz se entrega.
"Cuando te acerques, alzarán los lirios su cáliz carmesí, los nomeolvides serán mis valerosos adalides que han de vencer tus lúgubres delirios.
"Allí leerás mi nombre entre festones de espigas frescas y de ramas nuevas, y sentirás que dentro el pecho llevas frescas también tus viejas ilusiones.
"Te inundará la vida de mi tumba, y lejos de creerme entre los muertos, soñarás un edén tras los inciertos límites misteriosos de ultratumba.
"Y en tu imaginación contemplativa verás cruzar mi sombra fascinada por ensueño inmortal, que tu llegada espera sonriente y rediviva."
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