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Franz Tamayo
Adonais (a la muerte del hijo)
(Fragmentos)
En torres de cristal campanas de oro Repicaron el alba de tu muerte. En estuarios de luz dio el sol su lloro.
No ya en violas de tristeza inerte; Labró de lazulitas sus terlices Y topacios la pena de perderte.
Gloria y dolor fundieron sus matices. Tanta belleza y juventud perdidas Desgarró entrañas cual sangrantes raíces. Mas sobre un cielo de esperanzas huídas Un júbilo sublime el aire henchía Allende el sol, las tumbas y las vidas.
En duelo sacro y trágica alegría Sus ruiseñores la noche que muere Rezagó para gorjear al día.
¡Adonais! ¡Adonais!, que alegras la sombra atea cual el gozo fuiste ¡Del día efímero que ya no integras!
De belleza inmortal era tu veste Que arde un instante para ser eterna. Corolas róscidas, frescor agreste,
Perlas del alba en tez de rosa tierna Y un musitar de ninfas y de efebos Hallo su tránsito en la senda interna!
Su cántara colmaba la esperanza Cual de un vino letal, zumo de rosas Que miel rosada endulza de añoranza;
Tal fue esa hora de cuitas tenebrosas Henchida y vivo sol, para las almas De amarte ufanas y en tu amor radiosas.
¿Por qué enturbiara el mar sus olas calmas, Su reír de perlas escondida fuente? Adonais soltó lirios y palmas.
Al aire como su último presente. Aun el aura del júbilo se henchía De haberle visto, hoy para siempre ausente!
Lámpara mágica la obscura vía Doliente alumbra, si tras velo leve De lágrimas ve el ojo todavía!
El cielo abejas y palomas llueve; Como incensarios vivos mece el prado Sus ramos trémulos de gualda y nieve.
Flores como ojos da la verde alfombra, Hojas oyen tal vez, y alguien ausculta Que otro sin faz Adonais le nombra!
Voces luchan de amor que amor propicia. Llora un nardo: era un príncipe de fijo; Fue un amante la rosa con delicia.
Paso algún dios efebo, el bosque dijo; Y lejos un espectro moribundo: ¡Era un niño adorable y era mi hijo!
Adonais, Adonais, ya tienta Dosel de estrellas tu cabeza libre. Tal vez ya tocas el zenit que asienta.
Calmo, al verte lloraba el mar sin guía. Desde que hay mar, el mar todo es lamento, Y eran noche y mar lúgubre armonía.
¡Que residuos de estrella! ¡Que resabios de amor! ¡Que halo de luz cercó las cosas! Nadie aun culpo a la Parca y sus agravios.
Sus torres de cristal de la montaña Blanden campanas de oro de la vida Que tañen no al ayer sino al mañana.
Adonais, Adonais, convida Ya un nuevo día al inmortal ensueño De vivir sin adiós ni despedida.
La que fue pena, es gloria de perderte Por siempre vivo en la belleza eterna Y en juventud triunfal por siempre fuerte.
Mas tú en inmortalidad un sol canoro, Forma inmortal, el habito incesante, ¡Milagro vivo, inmaterial tesoro!
La primavera es mas que primavera Donde la dicha dura y nunca pasa, Y es como un mar sin fondo y sin ribera.
Al alma fiel instantes son edades Y en su breve pupila hay universos: Solo fue negra pesadilla el Hades.
En torres de cristal campanas de oro Con voz que dice: ¿Adonais no ha muerto? Guarde la tierra este pregón de coro:
¡Ya solo el canto de la lira es cierto!
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De: ◘Janyz◘ |
Enviado: 12/11/2012 17:45 |
Una nueva semana y yo feliz de saber que te encuentras
con nosotros contagiandosnos vida y compartiendo tus
bellos aportes,
Feliz inicio de semana
Besitos
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