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Ana Istarú
VIDA
Vida: sella mi pacto contigo. Hunde tus brazos azules por el arco de mi boca, derrámate como un río por las salobres galerías de mi cuerpo, llega como un ladrón, como aquel al que imprimen en la frente de improviso el impacto quemante de la dicha, como quien no puede esconder más bajo el abrigo una noticia magnífica y quiere reírse solo, y está el amor que se le riega por los codos y todo se lo mancha, y no hay quien lo mire que no quiera besar dos veces las palmas de sus manos. Vida: asómate a mi carne, al laberinto marino de mi entraña, y atiende con arrobo irreprimible a este niño infinitesimal urdido por el cruce de fuego de dos sexos. Por él he de partir en dos mi corazón para calzar sus plantas diminutas. Vida: coloca en su cabeza de la altura de un ave el techo de tu mano. No abandones jamás a este cachorro de hombre que te mira desde el sueño plateado de su tarro de luna. Coloca, con levedad silvestre, tu beso inaugural en sus costillas de barquito de nuez. No lo abandones, es tu animal terrestre, el puñado de plumas donde se raja el viento. Vida: acoge a esta criatura que cabe en un durazno. Yo te nombro en su nombre su madrina. Alzo por ti mi vientre. Vida: abre los brazos.
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