Amanda Berenguer
La invitación
Un adónde de sombra, un pozo vivo graznando como un pájaro violento, a veces me aparece a la hora incierta, al alba fría, espantadora de otras criaturas, y me empuja de nuevo.
Porque yo estoy demás entre los seres que usan la alborada, estoy de sobra, triste junto a la mesa recién puesta de la resurrección. Ah! no podría a mi antojo domesticar la angustia, hasta hacerle sangrar la alternativa de una estrella brillando sobre el día. Acaso voy entre soñada y muerta, arrastrando una historia donde tiembla la cabeza muriente de la luna, pero llevo el anillo, esa corona del otro reino, para no olvidarme.
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