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Juan Manuel Roca
Una carta rumbo a Gales
Me pregunta usted dulce señora Qué veo en estos días a este lado del mar. Me habitan las calles de este país Para usted desconocido, Estas calles donde pasear es hacer un Largo viaje por la llaga, Donde ir a limpiar luz Es llenarse los ojos de vendas y murmullos.
Me pregunta Qué siento en estos días a este lado del mar. Un alfileteo en el cuerpo, La luz de un frenocomio Que llega serena a entibiar Las más profundas heridas Nacidas de un poblado de días incoloros.
¿Y el sol? El sol, un viejo drogo que ha lamido esas heridas. Porque sabe usted , dulce señora, Es este país una confusión de calles y heridas. La entero a usted: Aquí hay palmeras cantoras Pero también hay hombres torturados. Aquí hay cielos absolutamente desnudos Y mujeres encorvadas al pedal de la Singer Que hubieran podido llegar en su loco pedaleo Hasta Java y Burdeos, Hasta el Nepal y su pueblito de Gales,
Donde supongo que bebía sombras su querido Dylan Thomas.
Las mujeres de este país son capaces De coserle un botón al viento, De vestirlo de organista.
Aquí crecen la rabia y las orquídeas por parejo, No sospecha usted lo que es un país Como un viejo animal conservado En los más variados alcoholes, No sospecha usted lo que es vivir Entre lunas de ayer, muertos y despojos.
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