El poeta no congenia con los zapatos Esos negros arribistas Solo buscan el beso de la loza El rumor pujante de la cera Y la amistad promiscua con los desinfectantes
El poeta ¡Ama sus alas!
Pero el nuevo orden prohíbe A los poetas alados Sus vuelos han sido cancelados Y registran sus papeles Por negros o rosas
En los cuatro puntos cardinales Se instalan radares Queman las mil y una noches Los dragones y los Pegasos
El poeta no tiene más remedio Que esconder sus alas rojas Guardar en zapatos de cuero sus garras Comprarse un paraguas Y empeñar la alfombra mágica
Negros zapatos negros Todo el día de arriba para abajo... Pero el poeta sonríe Ningún aparato advierte Ni sospecha el magnífico detalle
¡Las cintas de sus zapatos son azules!
El poeta camina ¡Vuela! Sobre la metáfora del aire...