De hace tiempo ya te conozco Eres caricia de espiga dorada del trigo cobrizo, donde la luz muestra sus ojos, y recorre tus campos iluminados al alba. Con el sol recostado como azotea sobre tu cabellera. Sé que eres porque tus pies vuelan y tus ojos de ventana amplia se abren en racimo con la mañana y tu lado infante se estira en tu boca. Cuando dejas caer tus besos alegres. Eres como el horno de barro y la paleta de madera que recoge el pan. Madera como tu esencia, se derrite con el clima tibio. Sé que eres de barro porque tus brazos se moldean, y mi pecho estupefacto aun te recibe como el aire etéreo derramado, y tórrido que calienta mis pulmones.
Sé que eres para mí el todo. El todo de tu estatura colosal. Síntesis de la trilogía: cuerpo, alma y mente. Con un corazón expandido en nube que el celeste astral resulta diminuto. Sé que eres, porque aun con mis dedos de peine te acicalo, cuando te extravías en tu propio pelo. Y porque tus pies y los míos siguen caminando la tierra. Pies y almas nuestras Vivienda única compartida. Juntos, con el suelo de greda, donde tu huella y mi pisada se imbrican, donde tu paso y mi marcha van junto a la tierra, homenajeando al amor.
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